Educación en valores

La educación vista como inversión social: Los valores no pueden descuidarse

Valores en educación

Los expertos en educación a nivel mundial denuncian el desinterés de los padres en la educación de sus hijos. Según declaran, tanto en casa como en las asociaciones y reuniones con profesores, muestran pereza y dejadez en participar o aportar debate y soluciones a los problemas, y luego cuando todo sale a la luz en medios de comunicación comienzan a exigir responsabilidades y soluciones a los profesores.

Dicen los expertos que en la educación es el conjunto de ciudadanía el que invierte en el alumno – la sociedad – para que ese individuo devuelva con intereses en el futuro la inversión que se hace en él. Es por ello que al ciudadano medio deberían interesarle más las cuestiones relacionadas con la educación, aunque no tenga hijos.

Los informes sobre educación que emiten de vez en cuando dejan claro que los alumnos pasan más de un tercio de su tiempo libre delante de videoconsolas o del ordenador, obviando así que se escaquean de sus responsabilidades educacionales. Según los expertos esto no es culpa de los profesores ni de los centros educativos, ni siquiera de las leyes sobre educación; sino del descontrol que los padres tienen.

Critican también que los padres se desinteresan por todo hasta que en los telediarios aparecen las señales de alarma. Siempre, insisten, cuando ya es demasiado tarde. Este problema declaran algunos entra de lleno con otro que cada vez es más objeto de debate en los países más desarrollados; la falta de tiempo en las familias para combinar el ámbito laboral con el ámbito doméstico. Y es que según muchos expertos, la mayoría de la culpa de esa irresponsabilidad de los padres es porque ellos y ellas se pasan demasiado tiempo fuera de casa trabajando y cuando llegan tienen interés en descansar y no en ver si los hijos siguen progresando en su educación.

Los más críticos llegan a declarar que este tipo de sistema educativo de fracaso es una consecuencia directa de la sociedad del modelo de globalización que se ha impulsado durante las últimas dos décadas. Una sociedad en la que lo más importante es el consumo, el tener absolutamente todo sin hacer el más mínimo esfuerzo, genera unas conductas en los individuos de pasotismo, de un hedonismo negativo basado en disfrutar el momento y olvidarse del qué vendrá mañana, una conducta que, advierten, empieza a verse también en los ciudadanos de las naciones en desarrollo que serán en el futuro las que marcarán el paso a la hora de desarrollar reformas legislativas en el ámbito económico, laboral y educacional.

También hay un sector que opina que el verdadero problema es que no se adecua el modelo y programa educativo a las necesidades sociales. De esta manera, habría que incluir nuevas asignaturas o adaptar las que ya se cursan a los nuevos tiempos, para evitar un empeoramiento en el intelecto de los jóvenes alumnos que perjudique el desarrollo social a medio plazo.

Desde los sectores más conservadores se hace hincapié cada vez de forma más activa en separar a alumnos por su género sexual, de esta manera declaran, se potenciarían las capacidades de cada individuo.

Para los más modernistas la solución está en reducir el número de alumnos por aula, pero claro está que esto entra de lleno con los programas económicos de los principales partidos políticos, ya que habría que aumentar el gasto en educación ante la necesidad de contratar muchos más maestros y medios para esos alumnos.

En lo que sí parecen estar de acuerdo prácticamente por unanimidad todos aquellos que se mueven en el ámbito de la educación es en la necesidad de llevar a las aulas valores como el esfuerzo y la disciplina, sin tener que rescatar para ello los anticuados modelos educativos de décadas de los 60 que eran dictatoriales e imponían la autocracia del profesor en cada aula, se debería de resaltar la necesidad del esfuerzo para obtener algo en la vida.