Biografía de Ernesto “Che” Guevara

"Pueden discutirse eternamente los infinitos detalles intrascendentes de “él y sus circunstancias”, polemizar en torno a cuestiones puntuales o sobre si fue o no correcta esta o aquella acción, pero hay un homogéneo, sin accesorios, un vida que no admite discusión en ningún ámbito.

La biografía inmutable de Ernesto Guevara es una sola y será, aunque haya gente que no lo entienda, la misma entre adversarios o simpatizantes ideológicos, de esta matriz inalterable.

Aunque se conoce que nació en Rosario, una de las ciudades más grandes de Argentina en el año 1928, en esta biografía atemporal se lo entiende, a lo sumo, como de nacionalidad latinoamericana interpretando su afán por la integración de los pueblos y respetando sus deseos:

“He nacido en la Argentina; no es un secreto para nadie. Soy cubano y también soy argentino y, si no se ofenden las ilustrísimas señorías de Latinoamérica, me siento tan patriota de Latinoamérica, de cualquier país de Latinoamérica, como el que más y, en el momento en que fuera necesario, estaría dispuesto a entregar mi vida por la liberación de cualquiera de los países de Latinoamérica, sin pedirle nada a nadie, sin exigir nada, sin explotar a nadie”

Es más que una sensación una certeza que convierte a personalidades así en entidades universales sin los límites de la “identidad localizada”. Esa verdad de hombre como ciudadano del mundo debió tomar su espíritu tras sus primeros viajes por Sudamérica acompañado por Alberto Granados.

Seducido por la idea de una Latinoamérica unida y liberada de la opresión del sistema capitalista, que necesita de un vasto colchón de población explotada, entabla amistad con Antonio Ñico López que estuvo en el asalto al Cuartel Moncada. Ya ha corrido el siglo XX hasta su mitad y un poco más cuando se enlista junto a Fidel Castro para intentar liberar a Cuba de la pésima administración del dictador Fulgencio Batista.

El régimen de Batista representaba la antítesis de los ideales de todo panamericanismo. No sólo porque significaba un bastión del gobierno de los EE.UU. en el Caribe en plena Guerra Fría, sino porque además, había puesto a Cuba a disposición de los magnates como un “paraíso” de recreación donde el paisaje paradisíaco, los casinos, el tráfico de drogas y la prostitución eran los atractivos en un mercado para los “gringos” que lo organizaban y lo “disfrutaban”.

La revolución es el camino que el “Che” vislumbra como el elegido para esta liberación. Se ve entonces la sublevación, pragmatizada en la eclosión del Ejército Rebelde, como respuesta a una realidad ya violenta: El pisoteo de la dignidad de un pueblo por unos pocos millonarios.

Asoma así el principio visible de un componente omnipresente en el ser: El derecho al respeto de nosotros mismos. Sobre el final del mes de mayo del 1957, los rebeldes obtienen su primera gran victoria. Será la consagración del convencimiento del Che y de toda la corriente libertadora de pueblos. Aunque la monstruosa maquinaria del libremercadismo parecía imbatible, capaz de comprar las voces de la “falsa democracia”, de borrarlas de un plumazo y sentar, en los sillones presidenciales, dinosaúricos dictadores de estrecha mente militar; aun así, unos pocos visionarios o simplemente concientes del daño de esta alienación sobre todo el sistema, eran capaces de convocar las fuerzas de la justicia y de la razón hasta socavar la egoísta energía de los mercenarios.

Cuando, tras la victoria, se lo nombra jefe de una columna (Cuarta o segunda) del ejército guerrillero, Guevara se asienta con su gente en la zona de El Hombrito. Las instalaciones que allí funda dejan pautas de su pensamiento y capacidad organizativa:

  • Escuela
  • Horno de hacer pan
  • Fábrica de zapatos y talabartería
  • Armería, Herrería y Hojalatería

La escuela

La educación es una de las prioridades que el Che jamás dejó de defender. Hombre culto de familia pudiente y con una madre moderna que militara por la liberación de la mujer y la educación sexual sin “tapujos”.

Él propugnaba esa educación que despertaría a los pueblos de la modorra enajenante. Pero es la búsqueda del conocimiento lo que intenta generalizar y que en su caso propio viene liado a sus problemas de salud que lo convirtieron en un lector empedernido.

Su relación con la escuela y la enseñanza es muy singular. Debido al asma y los cambios de domicilio se incorporó en ella a los 8 años salteándose los dos primeros años. Cuando terminó la secundaria se anotó en la Universidad de Bs. As. donde obtuvo su diploma de médico. Más adelante se ofrecería como doctor en el ejército de rebeldes en Cuba.

Por mandato de Fidel deja su jefatura de la cuarta columna para tomar la comandancia de la Escuela Militar en Minas de Frío, donde se adiestra a novatos. Si bien al principio no le agrada la idea de trabajar en la retaguardia se entrega con fervor a esta misión llegando a construir una pista de aterrizaje en La Plata.

Cuando Raúl Castro secuestró, sin recibir órdenes, a 49 estudiantes estadounidenses en Sierra Cristal, el Che se opuso considerando este acto como un “peligroso extremismo”.

Tal vez si hubiera habido, por aquel entonces, una mayor educación en el campesinado boliviano, su vida no hubiera sido segada en este trance como lo fue, casi como una burla, en una escuela llamada La Higuera. Se hacía llamar Ramón en su campaña guerrillera en este país.

Se ha desmentido que se sintiera abandonado por Fidel en estos últimos momentos por declaraciones de Jaime Niño de Guzmán, capitán del ejército boliviano que trabajaba también para la CIA.

Pudiendo dedicarse a la política de escritorio, dada su gran cultura y popularidad, prefirió añadir otro saber en su escuela de la vida, una enseñanza que nos legó al dejar su vida existencial en un lugar perdido entre la selva y la incomprensión de un pueblo que el intentó emancipar.

Si derramó sangre en esta guerra, si presentó lucha e hizo prisioneros también se decidió a morir por la causa en este mismo campo de batalla. Pese a los maltratos recibidos, la extrema delgadez de su cuerpo, la suciedad en sus harapos y las balas que finalmente enfriaron su “envoltorio” físico, sus últimas palabras, igual que sus primeras razones fueron para alentar al que lo ejecutaría:

Sé que has venido para matarme: Dispara cobarde que sólo vas a matar a un hombre

La lección que nos queda es que muere lo mortal y lo inmortal no transcurre, está siempre.

Horno de hacer pan

El pan juega un lugar esencial en la filosofía de todo defensor de los pobres. No puede ser muy diferente en nuestro héroe que a sí mismo se horneó en la temperatura de la Guerra Fría pero con la consigna de un comunismo americano.

Las economías abiertas al sistema injusto del “plusvalor” como fuente de riqueza para el dueño del capital que compra y revende el trabajo del obrero eran y siguen siendo los detractores de la libertad enarbolada por los ideales guevaristas. En realidad toda forma de colonialismo es un robo del pan de cada día de nuestra gente, el arrebato de nuestras riquezas por las economías más fuertes.

Su propia filosofía de vida se va “horneando” en esta lucha que en el año 1959 se evidencia en Santa Clara donde el Ejército rebelde toma decididamente el control y parte hacia La Habana.

Su actividad guerrillera fue principalmente impulsada desde su convencimiento intelectual. Con el seudónimo de Francotirador publica en Cuba desde una columna periodística. Desde allí articula su certero ataque de palabras y conceptos contra las políticas “marionetas” del imperialismo en toda su extensión.

Toma en nombre de Martín Fierro cuando asienta en “la Argentina” su Ejército Guerrillero del Pueblo en el año 63 donde se gestó parte de la conciencia argentina que sería reprimida luego por las sangrientas dictaduras de los años 70.

A inicios del 1960, habiendo vencido la Revolución en Cuba se le otorga al Che, cocinada ya esta identidad libertadora en el crisol de la experiencia guerrillera, la nacionalidad cubana de nacimiento cuestión que inmortaliza y diluye un lugar exclusivo para su enorme conciencia de la realidad.

Talleres de zapatería

Dentro de la indumentaria del hombre los zapatos han sido claro distintivo de las clases. Un par de zapatos o botas de cuero representan un costo proporcionalmente alto para el “proletariado”. Los niños pobres van descalzos por las calles y esa carencia ha sido una representación histórica de los desposeídos.

Alegóricamente el buen cuidado de los pies es el buen cuidado de la base material de nuestra gente. El lugar de contacto con nuestro suelo puede tener mayor o menor firmeza y esto podría servir como ejemplo de lo que Marx entiende como la infraestructura social.

¿Cómo podrá un niño aprender en la escuela si está pendiente de sus zapatos rotos?

La talabartería es un arte extendido en los países ganaderos. Debe recordarse aquí que el Che viene de una familia de estancieros donde estos labores nunca dejan de estar presentes y se mantienen indemnes en la sangre rioplatense de “Ernestito”, como lo denominaban en su familia para diferenciarlo de su padre Ernesto Guevara.

La armería

La esencia de la revolución no es precisamente la violencia pero sí se la considera como una alternativa válida que toma como referencia la dinámica histórica de las transformaciones sociales.

Cuando la conciencia del oprimido se despierta, el pueblo reclama su lugar, la intervención en decisiones que le conciernen y afectan así como también demanda el reparto equitativo de las riquezas, entre la gente que vive en el “territorio” y trabaja en él y por él.

La respuesta de los que tienen el poder es casi siempre la misma:

Usan su influencia económica, militar, política, mediática, etc., para frustrar, inhibir, reprimir, desarticular, toda emanación de tal reclamo, porque quieren que las cosas se mantengan así, como están, se resisten a todo tipo de cambio por miedo a la desestabilización de sus estructuras hegemónicas. Esta posición, desde el punto de vista dialéctico materialista, ya es un “estado de guerra”.

La armería supone, como la muerte, el dolor, la opresión, el hambre, una realidad inseparable a la sociedad mientras las clases estén enfrentadas. La violencia ya está planteada cuando un “niño pobre” se sabe o se siente simplemente desprovisto de las libertades que un “niño rico” goza delante de sus ojos, incluso hoy, en pleno desarrollo democrático.

Vale la pena preguntarse por qué sonaba bien en las escuelas, durante el militarismo, eso de morir y matar por la patria. Mucho más terribles se presentaban los actos de la violencia guerrillera y se siguen viendo así, más que nada, por su aura atea, desligada de la moral religiosa, una emancipación del “mundo espiritual” que a mucha gente le produce desconfianza.

Pero hay armas racionales, en la visión que defendía el Che y, aunque no lo admita la herencia de Feuerbach, la sensibilidad por los otros, la compasión por los desposeídos, la búsqueda de una justicia social tiene un profundo motor espiritual y trascendente.

Por esta praxis libertadora, el Che, internacionalizó la revolución, presentó la antítesis de la postura burguesa y fue un hombre de “armas tomar” que dio mucho más que lo que quito, al fin, millones de personas oprimidas antes, hoy y mañana tendrán un referente que bien podría salvarlos. Que la existencia de un ser subyugado no es una vida sino una condena, una muerte lenta, es el recorte progresivo de nuestro motivo de estar:

Recuerden que el eslabón más alto que puede alcanzar la especie humana es ser revolucionario - Ernesto Che Guevara