Dietas: Cosas que se dicen y se escuchan

Dietas milagrosas
Dietas magicasmilagrosas

Adelgazar está tan de moda que parece que todo el mundo está haciendo alguna dieta siempre: ¿Cómo vas con la dieta? es tan frecuente como hablar del tiempo y los hijos pero, ¿el hecho de adelgazar puede ser tomado de una manera recreativa? No, y hay que ser cuidadosos con las dietas para adelgazar que se encuentran en las revistas y los blogs porque es como comenzar a tomar medicamentos sin consultar un especialista. En tanto la obesidad sea una enfermedad y la dieta, su tratamiento, hay que tomarlas en serio.

Mitos y mentiras que se escuchan y se leen:

  • El pan engorda: Dependiendo de la cantidad que se consuma el pan y todos los productos con alta proporción de carbohidratos “engordan” lo mismo, o sea, aportan semejante cantidad energética al organismo: Estos son, además del pan, el arroz, los fideos, las patatas y batatas entre otros
  • La margarina no engorda: Ambas tienen semejante valor de aporte calórico
  • Comer arroz no engorda: No es cierto, el arroz está formado mayormente por almidón y es tan calórico como el pan
  • El jugo de pomelo por la mañana, adelgaza: No hay evidencia que permita certificar esta creencia tan extendida
  • El huevo es malo y contiene colesterol: El huevo es un excelente alimento, no se debe abusar de él como de ningún otro. No se trata, en una dieta para adelgazar, de encontrar el alimento perfecto que no engorde para comer grandes cantidades del mismo, se trata de controlar las conductas alimenticias compulsivas y exageradas que llevan a la obesidad. Por otra parte, el tema de colesteroles buenos y malos, requieren mayor información
  • Las frutas y verduras no engordan: Depende. No hay alimentos que engordan y alimentos que adelgazan, hay alimentos que tienen una mayor o menor relación de aporte energético por porción

Dietas mágicas: ¿Reír o llorar?

Todavía en el siglo XXI proliferan timos que se desparraman por el ideario popular como el teléfono descompuesto. Algunas dietas de fábula, llamadas dietas mágicas, funcionan como placebo, sugestionando a la persona que la lleva a cabo. Entre otras, la dieta de los granos de arroz en un vaso de agua, la dieta del ajo en el ombligo y la dieta de la luna. Tan inútiles como graciosas, no son dietas sino ritos que permiten a la persona “recordarse a sí mismas” que deben bajar de peso.
Dietas desequilibradas:

Dietas disociadas

Son incompletas y nocivas para la salud. Se evita que la ingestión de carbohidratos y proteínas se “junten” y no se controla el aceite. Las dietas disociadas no atienden a la naturaleza de la nutrición humana y no aportan todos los nutrientes necesarios.

Dieta Atkins

Prohibiendo uno de los pilares de la nutrición: los carbohidratos, la dieta Atkins no es saludable, es desequilibrada y no corrige la raíz del problema de obesidad (los hábitos del paciente) Provoca una sobrecarga renal al aumentar la proporción de proteínas que se consumen, picos de hipoglucemia y depresión.

Dietas de un solo alimento

Desequilibradas e inútiles, la dieta del tomate, la dieta de la lechuga, la dieta del limón, la dieta de la manzana son verdaderamente malas para la salud y sus logros tienen la duración necesaria para caber en un vestido. Desatienden la diversidad y equilibrio de nutrientes.

Dieta Montignac

Es una dieta elite con mucho marketing y poco fundamento teórico. Es semejante a la de Atkins en el hecho de que prohíbe los carbohidratos.

Básicamente ninguna dieta general es buena porque se debe hacer un estudio previo a cada persona para implementarle una dieta. Teniendo en cuenta esto, algunos planes alimenticios están muy bien formulados y equilibrados como el propuesto por la Fundación ALCO en Argentina y similares en muchos otros países. Por el momento se sabe que sólo los cambios de hábitos definitivos pueden lograr mejorar la calidad de vida del paciente con obesidad. No es fácil, por eso pululan caminos alternativos como los mencionados y otros, como métodos quirúrgicos y farmacológicos que merecen un capítulo aparte.