Educación financiera aplicada a la educación de los hijos

Educación financiera aplicada a la educación de los hijos

No deja de invitar a la reflexión el hecho de que esta crisis global que se desató producto de la llegada al clímax de la especulación como estandarte de las sociedades, pusiera de manifiesto a través de una base económica, lo inútil y carente de herramientas, la forma en la que se había establecido el orden social y la convivencia.

Increíble relación causal, que no casual, entre la caída por efecto dominó de todos los estamentos, áreas y formas de organización de las sociedades y, la ratificación de lo nocivo de la forma en la que se están educando las nuevas generaciones.

Hoy, las relaciones entre los efectos colaterales de la crisis y la transmisión formativa de padres a hijos, se interrelacionan de una forma global dando como resultado una vuelta a… a nada en realidad ya que, pensemos por un momento, qué quiere decir cuando se reflexiona sobre la necesidad imperiosa de “volver a los valores tradicionales en términos de educación de los hijos”, a qué se refiere exactamente esa frase.

Sinceramente y, desde una opinión analítica, el nuevo orden social, económico y moral que se requiere en las sociedades como punto de partida de la recuperación, se centra en el establecimiento de un nuevo orden, un orden en el que los que estamos hoy, todos los que vivimos esta crisis de forma activa, seamos capaces de quedarnos con lo bueno que tenía la “belle epoque” sin olvidarnos de qué fue lo que la hizo explotar.

La educación financiera como base de la formación para la vida

Hoy, la educación financiera como instrumento formativo de los hijos proviene, sin ninguna duda, de esa relación causal de la que hablamos. Sólo cuando los que hoy son formadores, se vieron ante una situación en la que todo explotó por los aires y hubo que… sobrevivir, es que se han dado cuenta de cuan importante es realizar otro tipo de transmisión.

Enseñar a los hijos qué fue lo que no funcionó, cómo no hay que vivir, qué precauciones hay que tomar, cuánto de importante es su formación y cómo es fundamental asumir hasta donde. Eso es absolutamente esencial.

Desconocemos completamente qué mundo se van a encontrar, cuántos de los miles de millones de deudas públicas actuales van a tener que pagar con su trabajo y su esfuerzo, cuáles de las profesiones que, hasta hace poco más de cinco años eran TOP, hoy no tienen cabida en el nuevo modelo productivo; desconocemos el tipo de mundo resultante del cambio que vivimos, nosotros vivimos el cambio y, salvo que no consigamos recuperar el equilibrio, ellos, nuestros hijos, las futuras generaciones, vivirán el resultado del cambio, pero del lado oscuro

Conclusiones

La crisis económica nos ha situado ante un punto de partida: Es absolutamente imprescindible enseñar a nuestros hijos cómo funcionan los “asuntos económicos”, que sepan dimensionar, que sepan administrar, que sepan ahorrar y, sobre todo, que sepan producir.

Sólo así podremos estar tranquilos, no sabemos que tipo de mundo les espera, pero sí podemos darle todas las herramientas que van a necesitar para vivirlo.