Las cosas que odiamos de los restaurantes

Cuando ir a comer un restaurante se convierte en una fea experiencia

Y esto no es lo que pedí...

Seguro que todos odiamos que tarden, que nos den una mala atención o mala comida; pero esta vez no hablaremos de esto; hablaremos de esas pequeñas cosas que hacen ir a comer un restaurante una fea experiencia. Estamos seguros que se sentirá identificado con más de una las siguientes razones del por qué a veces odiamos ir a comer a un restaurante.

1

Que nos cobren el pan

Seguro más de una vez llegó a la mesa de un restaurante y vio en la mesa una cesta con panes, y seguro que tomó uno mientras esperaba su comida, esto se supone que es cortesía de la casa. Pero lamentamos decir que en muchos restaurantes se les cobra el pan, o veces el segundo pan, el primero si va de cortesía, pero... cómo saberlo, preguntar queda mal, nos hace ver como tacaños que no queremos pagar por un pan.

2

Que nos sirvan lo que no hemos pedido

No, no es que sea una equivocación de camarero o del cocinero, nos referimos a esos restaurantes que sirven su propia versión de un platillo y que al final termina siendo cualquier cosa menos lo que dice el menú. Si uno entra a un restaurante y ve el menú el nombre de un platillo, seguro espera que respeten medianamente la receta, pero sucede que el chef está inspirado y al pollo al horno le puso todo menos pollo. Créanme, pasa a menudo.

3

Que nos cobren por cubierto o servicio

Aunque no es la mayoría (felizmente), hay restaurantes que nos cobran un monto fijo por servicio o cubierto (comamos lo que comamos), queda claro que en estos lugares no existe la opción de autoservicio. Ya si te cobran este “impuesto” seguro que quedan pocas ganas de dejar propina.

4

Que nos cobren por el agua (del grifo o caño) o por el hielo

Aunque parezca el colmo del abuso , muchos restaurantes te cobran el hielo (si lo pides extra) o el agua del grifo o caño, o en todo caso se niegan a darte agua que no sea en botella. Queda claro que te quieren sacar dinero como sea.

5

Tener turno de comida

Comer rápido no es sano, ni divertido, así como comer apurado. Algunos restaurantes tienen lo que llaman “ turno de comida”; es decir un determinado tiempo para comer, luego de ese tiempo te cobran un extra, lo que es bastante desagradable. Y lo que es peor de todo es que muchas veces no sabemos de esta peculiar regla y somos literalmente sorprendidos. Como para nunca volver a ese restaurante.

6

Música a alto volumen

Seguro tu eres de esos que les gusta comer con una suave música de fondo, estamos totalmente de acuerdo. Pero hoy en día hay algunos restaurantes que parecen discotecas; tú has venido a comer y no a bailar, pero parece que ellos no lo saben.

7

Que te sirvan a destiempo de los demás

Si has ido a comer solo, no hay problema; pero si vas acompañado como casi siempre ocurre, seguro querrás comer con tu acompañante o acompañantes al mismo tiempo. Pero algunos restaurantes (bastantes diría yo) sirven los platos a destiempo y cuando tu acompañante ya acabó su entrada a ti ni siquiera te han servido; o lo que es peor, esperas a que todos tengan su plato en frente y terminas comiendo frío (exceptuando al último que le sirvieron).

8

Las mesas muy pegadas

Una mesa pegada al baño nadie quiere, pero tampoco queremos oír conversaciones ajenas o que cada vez que alguien pasa nos golpee o nos ponga el culo en la cara. Esto pasa cuando algunos restaurantes ponen más mesas de las que deben haber.

9

Que no acepten tarjeta

Hoy en día muchos pagan con tarjeta por muchos motivos, es lo más cómodo. Algunos restaurantes no las aceptan, es probable por las altas comisiones que le cobran los bancos, lo que es entendible; o que no entendemos es porque no lo advierten. Entramos a un restaurante con anuncios en la puerta que aceptan tarjeta (y todas) y a la hora de pagar nos enteremos que no las aceptan o que tienen un “problemita con el sistema” (de verdad creen que nos comemos ese cuento, no estaba en le menú).

10

Que te digan que no hay lugar y las mesas están vacías

Esto puede ser que las mesas están reservadas, es comprensible, pero lo más probable es que estés parado media hora afuera del restaurante y las mesas siguen vacías como tu estómago.