El día en que decidí convertirme en inmigrante

Emigrar para ser emigrante
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Casi como en una película en la que el protagonista sueña con convertirse en cantante, pintor o bailarín, son muchas las personas que deciden mudarse a otro sitio, con el objetivo de perseguir una ilusión o al menos la idea de encontrar algo mejor a lo que ya tienen.

Por lo general, la decisión parte de cierta disconformidad con la situación de vida actual, la cual parece aliviarse con un proyecto a futuro, en un lugar imaginario.

Pensamos que en otro lado, las leyes funcionan mejor, hay trabajo, hay mejor trato hacia las personas, hay justicia, hay educación; que es fácil conseguir dinero, una casa y un auto.

Nos hacemos esa idea en base a lo que leemos y a lo que nos cuentan, pues, ¿que hay de malo en probar? ¿Qué pasa si todo eso realmente resulta cierto, resulta bien?

De seguro que se presentará una situación nueva en la que desconoceremos como reaccionar o qué hacer, pero ése, justamente, es el gran paso, el primero, el más difícil: animarse. Dar un salto al vacío, es lo que nos hará más fuertes, seguros, confiados; y así, cada vez más, podremos hacer lo que sea, sin miedo.

Una vez tomada la decisión de ir por un cambio, hay que pensar ciertos factores como:

  • El Lugar: ¿Cuál es el mejor lugar para mí? ¿Quiero estudiar o trabajar? ¿Dónde está la carrera o trabajo que me interesa? ¿Cómo es el clima? ¿Hay mucha población? ¿Conozco el idioma? ¿Tengo amigos o conocidos allí?
  • El Dinero: ¿De cuánto dinero dispongo para irme? ¿Me alcanza para los pasajes, la mudanza y unos meses sin trabajo? ¿Con un tiempo de ahorro ya puedo irme?
  • La Compañía: En el caso de ser una persona sola, puede ser más simple todo el proceso, es cuestión de decidirlo y ya. En caso de estar en pareja, habrá una conversación al respecto, veremos que piensa el otro de la decisión y en caso de haber voluntad de ambas partes, se puede elegir el destino de a dos. Finalmente, en caso de ser una familia, habrá que tener en cuenta detalles como: la escuela de los niños, buscar un barrio tranquilo, conseguir un coche, una casa más grande y demás.

Según estudios psicológicos realizados a inmigrantes de diversos países, las personalidades que mejor se adaptan a un gran cambio, a una nueva residencia, incluyen características como:

  • Seguridad
  • Confianza
  • Madurez
  • Resolución
  • Falta de escepticismo
  • Falta de depresión
  • Perseverancia
  • Esmero
  • Visión global
  • Capacidad de trabajo
  • Voluntad y adaptabilidad

De todas formas, esto no significa que una persona que no cumple con dichas características, no pueda mudarse a un nuevo sitio, por el contrario, todos pueden hacerlo y dependerá siempre de ellos, como resulte.

A fin de realizar una comparación o balance, entre las ventajas y desventajas de la inmigración, encontramos:

  • Ventajas: encontrar un mejor estilo de vida, un buen trabajo, una ciudad ordenada, limpia, conocer una nueva cultura, costumbres y diferentes personas, tener la posibilidad de viajar por sitios que no conocemos, etc.
  • Desventajas: dejar las raíces, las costumbres, la familia, abandonar lo conocido en busca de algo desconocido, conocer poca gente, sentirse algo solo, etc.

Finalmente, la decisión de emigrar dependerá de la necesidad y voluntad de cada quién, igual, siempre es bueno pensar: ¿Por qué no?