Adicción a la comida, el cerebro es la clave

investigaciones recientes han demostrado que, parte de la responsabilidad de ser obeso está en el cerebro, pues no inhibe de comer de más a las personas.

Obesidad
Obesidad

Llegar a ser obeso no cuesta prácticamente nada en estos días, es más, sólo se necesita descuidar un poco los hábitos alimenticios para llegar a un sobrepeso moderado y de ahí a la obesidad prácticamente el tiempo lo hace todo, pero ¿Cuál es el secreto que desconocemos en este lío? Según investigaciones científicas recientes, el cerebro juega un papel fundamental, ya que el de una persona flaca y otra gorda reacciona de forma muy diferente a los estímulos de comida.

Comúnmente se le echa la culpa a la “comida” del estado físico que tenemos, quizá a los padres y hasta a las innumerables tiendas de comida rápida que se instalan por doquier, pero ¿Se está atacando realmente al problema central? No, pues la clave del asunto está en la cabeza de cada quien, es decir, el cerebro. Según se ha observado, la actividad cerebral de los obesos difiere de la actividad de personas flacas y las hace “propensas a comer más” o a consumir alimentos ricos en calorías.

Según el Dr. Robert Sherwin (Departamento de Medicina de la Universidad de Yale), hay razones muy específicas en las cuales la persona no puede controlar su apetito y el deseo de seguir comiendo más y más.

¿Qué rol juega el cerebro?

Para entender un poco más toda esta nueva teoría, explicaremos en parte cómo funciona el cerebro cuando comienza a enviarse la señal de “hambre” por parte del organismo, pues veremos en qué difiere una persona flaca de una obesa. Cuando una persona tiene hambre, lo que ocurre cerebralmente es que se activa una búsqueda de alimento (ciertas partes del cerebro se encargan de ello), sin embargo, cuando la necesidad está satisfecha actúa el cortex prefrontal y llega la sensación de “satisfacción” que inhibe de comer más a la persona.

En una persona obesa, a diferencia de lo explicado en el párrafo anterior, la actividad en el cortex prefrontal no llega a producirse en el mismo momento y se comienza a buscar incesantemente cosas dulces o ricas en calorías, lo cual incrementa los kilos día a día.

Con estos resultados, los especialistas han convenido en que, si bien la investigación no es concluyente del todo en lo que respecta a la relación existente entre el cerebro y la obesidad, hay que decir es a lo menos “interesante” el observar la cuota de responsabilidad que tiene el cerebro en todo esto. De ser cierta la teoría expuesta, los tratamientos contra la obesidad ya no sólo hablarán desde la perspectiva de la nutrición, sino también de la psicología.