El poder del branding en la actualidad

Los cambios en el branding actual han creado mundos paralelos a las marcas, donde las tendencias de los usuarios se agotan en una "marca-concepto", y no necesariamente en la búsqueda del mejor product

Branding - Nuevas estrategias y tendencias

Bajo un concepto clásico de crear marca, se entendía que la intención era hacer reconocido un producto y convertirlo luego en una oferta confiable, logrando llegar a la mayor cantidad de personas y consiguiendo la mayor cantidad de ventas posibles, sin embargo, los tiempos le han dado un vuelco al concepto y ahora lo que realmente importa es ofrecer sensaciones que rodeen a un concepto determinado, siendo capaces así las empresas de crear todo un mundo asociado a la marca.

¿Parece una locura el ser obsesivo por una determinada marca? Ciertamente no, es más, hoy es un conducta absolutamente normal en muchas personas del mundo entero, quizás con determinados acentos en ciertas localidades geográficas que naturalmente resultan más expuestas a un bombardeo constante de publicidad en todos sus tipos. Así, un ejemplo clásico del mundo paralelo que generan las marcas, es el mencionado por Lucas Conley en su libro “Obsessive Branding Disorder”, donde describe determinados comportamientos de la población hacia una marca específica, como una fidelidad que llega más allá de lo normal y razonable.

Un examen sencillo consiste en observar una clara tendencia en las mujeres jóvenes que prefieren un bolso de piel a ser madres, deja muy en claro el valor que tienen las cosas materiales y las marcas dentro de la sociedad actual. Entonces ¿Hasta qué punto puede un determinado producto/marca ocultar al yo?

El subjetivismo con que se mueven hoy las personas, en lo relativo a cuestiones materiales, impresiona pues no importa el precio, ni la manera de conseguirlo, simplemente hay que tener “ese” producto de “esa” marca ¿Importa realmente el precio, conveniencia y necesidad? La intención de un fabricante por asociar a su producto un “status” determinado, conlleva indefectiblemente a las personas –muchas veces- a comprar una “marca” para aparentar un determinado “nivel” o “status”, que no importa realmente si lo tiene o no, pues ya se puede ver que goza de “esa marca”.

La inclusión de los sentidos y las emociones no está ajena a los trabajos de branding de hoy en día, para demostrarlo basta con taparle los ojos a un fanático de Coca-Cola, ya que si le das a probar Pepsi lo más probable es que la encuentre igual y la acepte, pero cuando ve la etiqueta, sea ésta más barata o más agradable, la rechaza por “marca” y no por “calidad”.

Es bastante común el utilizar un completo equipo de expertos en psicología, antropología, sociología y otras ramas asociadas al estudio del individuo y la sociedad para desarrollar una marca, y una vez que esto se logra, sólo hay que sacar productos “extensivos” de uno principal, por ejemplo “Coca-Cola y Fanta”.

Lamentablemente, en la mayoría de los casos lo que menos importa es la calidad, basta con hacer las cosas bien una sola vez, tomar prestigio, crear una “marca” y se tiene cautiva a una gran audiencia para la serie de productos que esté dispuesto a sacar al mercado.