Historias de esfuerzos pero también, de éxitos: Cine independiente latinoamericano

Cine independiente

Es tal vez un poco desanimador en lo cuantitativo cuando de tantos países de habla hispana hay no más de cuatro donde funciona bien una industria de este tipo, gracias a políticas y leyes de fomento de la cinematografía nacional.

Hablamos de Argentina, Brasil, Cuba y México, que en el transcurso del tiempo han logrado y marcado una industria con marcada presencia en el exterior. Sin embargo, las posibilidades de financiamiento siguen siendo un duro escollo para poder expandirse de mejor manera.

Es indiscutible que las imponentes producciones estadounidenses se llevan la gran parte del mercado. Pero inexorablemente existe otro público deseoso de ver algo diferente. Pero cumplir con esas expectativas es un tema complejo, debido a la poca disposición en general de los gobiernos para fomentar la producción nacional. Y a eso también debe sumarse la distribución y promoción en el extranjero. Las salas también prefieren no correr riesgos y apuestan a lo seguro con producciones de Hollywood y los medios de comunicación de masas tampoco son muy afines a arriesgar, aunque suele haber excepciones que rompen la regla y se producen grandes sorpresas.

Por ejemplo en Uruguay surgió un despertar en el cine con “25 Wats” y luego con la premiada “Whisky” del fallecido Juan Pablo Rebella.

La inclinación de un público a ver un cine de masas, estadounidense, conspira seriamente con las producciones nacionales, hoy en día en Latinoamérica el 90% de las salas exhiben películas de Hollywood. El dato habla por sí solo.

Aunque no siempre todo es oscuro; por ejemplo en Argentina hay una base de financiamiento de apoyo gubernamental, donde en un año se pueden llegar a producir una cantidad considerable de filmes. Hecho parecido sucede en Brasil donde hay incentivos fiscales para empresas con fines de fomentar la industria del cine.

Coproducir hoy en día es de vital importancia dada las carencias económicas que padece el cine independiente de Latinoamérica, es una importante fuente de difusión y que las producciones nacionales estén en otros países, el coproducir expande el circuito de promoción, ya que los países que se integran a esta modalidad integran los productos en sus mercados.

España por lejos es el mayor punto estratégico para coproducir, ya que compartimos un mismo idioma y lazos culturales. Si bien queda mucho camino por recorrer, las coproducciones han servido también para dar a conocer a directores y actores en España, lo cual es una carta de presentación a futuro.

Italia y Francia son países que han participado en coproducciones que han tenido relativo éxito, siendo mayormente Argentina el país elegido.

ImageEl mercado nacional es absolutamente insuficiente para producir y menos pensar en recaudar, sería pensar desde el vamos en pérdidas, según los entendidos. Silvio Caiozzi, cineasta chileno expresa que: “El drama de Latinoamérica, fuera del contexto de la legislación, es que la gente va poco al cine y la única esperanza se transforma en la exportación; una vez más: Acceder al público internacional”.

ImageOtra de las apuestas es presentar los largometrajes en festivales como Venecia, Cannes, San Sebastián, Berlín. Es una aventura jugada, pero muchos han tenido éxito: La argentina “Iluminados por el fuego”, de Tristan Bauer, premio especial en el Festival de San Sebastián. La uruguaya “Alma Mater”, de Alvaro Buela, premio Casa de América de Cine en Construcción.

Otro evento importante de promoción es Cines de América Latina de Tolousse donde participan películas independientes de Argentina, Chile, Ecuador, Uruguay. Las películas “E prohibido prohibir, de Jorge Durán (Brasil), “El Violín” de Francisco Vargas (Mexico) y “Tetón de azúcar” de Camila Guzmán (Cuba) han recibido premios.

La argentina “El Custodio” fue premiada en la Berlinale, Guadalajara, donde ha resaltado la participación del actor protagonista Julio Chávez.

ImageAdrián Caetano participó en la Selección Oficial de Cannes y en la de Toronto, con “Crónica de una fuga”, basada en un hecho real: Cuatro jóvenes secuestrados, que lograron escapar de sus captores, siendo la única fuga registrada durante la dictadura militar en Argentina.

“O maior amor do mundo” del brasileño Carlos Diegues; “Suely”, de Karim Aïnouz formó parte del Festival de Venecia y fue producida por Walter Salles, el de “Diarios de motocicletas” película por la cual el uruguayo Jorge Drexler ganó el Oscar a mejor canción: “Al otro lado del río”.

La coproducción entre México, Argentina y Brasil, “El cobrador”, de Paul Leduc tuvo su estreno mundial en la sección Horizontes, del Festival de Venecia.

Esto marca que a pesar de que a veces el panorama no parece del todo alentador económicamente, el cine latinoamericano sigue vivo y brindando grandes éxitos que recorren el mundo. El último esfuerzo es La teta asustada, del cine peruano quien ha sido nominada al Oscar recientemente.