Ámsterdam, una ciudad para volver

El Barrio Rojo
El Barrio Rojo

La ciudad de los canales y con mayor libertad del viejo continente cuenta con un centro histórico que ha permanecido inalterable desde el siglo XVII. Es el principal reclamo que ofrece Ámsterdam a sus visitantes. El agua de los canales que surcan toda la urbe refleja las estilizadas fachadas de las casas que multiplica el atractivo de esta encantadora ciudad que se puede recorrer perfectamente a pie o en bicicleta, el transporte más utilizado.

La esencia única de Ámsterdam dispensa al turista la maravilla, a su llegada por tren desde el aeropuerto, de la Central Station, de estilo renacentista neerlandés con elementos góticos. Descansa sobre tres islas artificiales y 8.600 pilotes de madera. La Plaza Dam, centro neurálgico de la capital, es el punto de partida de la ruta. Tiene un monolito de 22 metros de altura que recuerda a los caídos de la Segunda Guerra Mundial.

Enfrente se alza majestuoso el Palacio Real, edificio clásico del siglo XVII. También en la plaza se ubica la Iglesia Nueva, donde se celebran las ceremonias oficiales de bodas y coronaciones de los miembros de la Casa Real.

Una visita ineludible si se escoge como destino Ámsterdam para pasar unos días es la de sus museos. 51 de todo tipo se distribuyen por la ciudad, así como 141 galerías de arte. El Museumboot realiza un recorrido circular con paradas próximas a las grandes pinacotecas, como el Rijksmuseum, que alberga la mayor colección de arte e historia de los Países Bajos, lienzos de Rembrandt y Vermeer.

Quizá el más popular sea el dedicado al genial pintor holandés Van Gogh. Exhibe más de 200 pinturas, 500 dibujos y 700 cartas suyas. Un museo divertido es el Heineken Experience, dedicado a la conocida marca local de cerveza. Junto a otros también dignos de contemplar, como la casa natal de Rembrandt o la sucursal holandesa del ruso Hermitage, la gran joya de las galerías patrias es la Casa de Ana Frank, residencia donde se albergó la familia Frank durante dos años escapando de la persecución nazi a los judíos durante la Segunda Guerra Mundial.

La Casa de Atrás fue el cuarto de Ana y el lugar donde escribió sus vivencias recogidas en su famoso diario. Es aconsejable reservar la visita con antelación porque se forman largas colas.

Tampoco hay que despedirse de la ciudad de los canales sin una obligada visita a alguno de sus libertinos coffe shops, donde bajo tenue luz se puede consumir hachís o marihuana, drogas blandas legalizadas por el Gobierno en el interior de estos locales. El Barrio Rojo es otro de los grandes atractivos de esta metrópoli.

También ejercer la prostitución está permitido. Aquí, las meretrices asoman sus cuerpos en los amplios ventanales con luces rojas de neón como fiel reclamo. Forman así un paisaje urbano diferente a lo establecido. Esta es, en definitiva, la mejor manera de hacer turismo en Ámsterdam.

Desde un hotel encantador con vistas a un céntrico canal hasta el lujo más sofisticado. La oferta de alojamiento en la capital holandesa es amplia y para todos los bolsillos.

Casi todos los hoteles de Ámsterdam tienen buenas ofertas para la estancia de fin de semana y algunos para pasar sólo una noche. Conviene planificar y reservar alguno de los hoteles en Ámsterdam que pueda ofrecerle algo más que un lugar donde quedarse.

Uno de los hoteles con más fama es el American, escogido por muchos artistas para descansar. En su comedor, de art decó, celebró su boda la famosa espía Mata Hari. Otro establecimiento de merecido renombre es el Hilton, que fue escenario en 1969 de la famosa protesta en la cama “bed-in for peace” de John Lennon y Yoko Ono.

El Rembrandt Classic Hotel es otro de los establecimientos que le ofrecen una atracción extra al turista. Este edificio ocupa instalaciones del siglo XVII y los canales más prestigiosos de la bella ciudad.