Desalinización del Agua: ¿Es realmente una alternativa viable?

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El proceso de desalinización del agua consiste en eliminar la sal contenida en el agua de mar, para transformarla finalmente en agua dulce. Por esta razón las plantas desalinizadoras o desaladoras permiten distintos procesos que son indispensables para la elaboración de ciertas industrias y conglomerados urbanos, precisamente de aquellos que están cerca de desiertos o lugares donde el agua potable es un bien escaso, aunque existen reservas o fuentes de agua salada importante.

La desalinización del agua acarrea varios problemas, entre los que destacan:

  • El alto costo de su proceso
  • La contaminación para con el planeta
  • Los requerimientos de energía a gran escala
  • Una dependencia aún mayor de las conocidas energías fósiles

Al criterio de varios expertos, como Carlos Fernández de la Unesco, la desalinización solo debe proceder respecto de las aguas "business", es decir, de aquellas aguas que presentan una relación de costo-beneficio al corto plazo muy conveniente.

Lamentablemente debido a factores cruciales como la gran cantidad de energía que se requiere para desalinizar el agua y el impacto ambiental negativo a que conlleva este proceso, no le permiten ser una solución de largo plazo, pero sí una alternativa viable para un problema urgente.

Las desventajas asociadas a los procesos de desalinización radican en:

  • La interrupción del ecosistema, pues se ve interrumpido el ciclo natural de muchos organismos marinos
  • Introducción de nuevos contaminantes al ambiente que se ve en contacto con el proceso

Por ello es preciso que los países que utilicen este sistema además implementen una política regulatoria de la nueva contaminación a la que hay que hacer frente.

Cada uno de los procesos que involucra la desalinización poseen una relación directa con distintos componentes químicos, que más allá de dejar salmuera luego de haber desalinizado, provocan otros inconvenientes al equilibrio establecido, por lo que es menester de los encargados el identificarlos y adoptar medidas que excluyan los efectos indeseados que producen.

Existe, hoy en día, una primera central o planta desalinizadora en España, la que instalada en el año 1965 en Lanzarote, marcó la pauta de las más de 700 plantas que hoy recorren todo el país y que para el año 2005 logró producir la misma cantidad que se utiliza en un par de horas de agua dulce de forma natural.

Algunos ejemplos en el mundo pueden ser el del Golfo Pérsico, y en Sudamérica la que está emprendiendo Chile, país en vías de desarrollo que tiene un clima desértico amplio en el norte y que necesita de agua para todos sus proyectos cupríferos. Gracias al informe desarrollado por COCHILCO (Comisión Chilena del Cobre), que las reservas de agua dulce para los planes que comienzan en el 2010 y se proyectan hasta el 2020, la actividad minera está seriamente amenazados por la escasez de agua, lo que hace imperioso el realizar un proyecto serio a través del cual se evalúe la implementación de una planta desalinizadora con fines industriales.

De acuerdo a las estimaciones esbozadas en el informe antes aludido, se espera que la producción chilena de cobre alcance una proyección de unos 5,38Mt para el año 2009, llegando a los 7,38Mt en el 2020, aumentando asimismo todo lo relativo a la producción de concentrados de3,27Mt en el 2009 a los 5,74Mt en el 2020, mientras que los cátodos caerían de los actuales 2,1Mt a los 1,64Mt para el mismo año 2020. Conforme a esto, el aumento en la producción de concentrados agravan la escasez de agua, pues se necesita una mayor cantidad de este recurso para conseguir el aumento de su extracción.

De esta forma la frase que afirma "sin agua no hay minería", termina por sentenciar a Chile a buscar iniciativas abiertas para la implementación urgente de una planta o varias plantas desalinizadoras en el norte del país, de esta forma el informe de COCHILCO vislumbra la implementación de una de estas plantas en la segunda región (zona minera más activa en el país), pues necesitará un consumo del 57% del agua que utiliza la industria cuprífera entre la primera y cuarta región. Así, en el desglose de necesidades de agua en la zona norte nos encontramos con los siguiente: La primera región consumirá un 18%, la tercera región un 17% y la cuarta región un 8%.

De esta forma es previsible el aumento de esta tecnología, aunque tomando las medidas del caso, para evitar que de esta forma se produzcan problemas en la implementación de las nuevas plantas desalinizadoras.