Datos sobre las emisiones para cumplir con el Protocolo de Kyoto

Durante los últimos años, diversos países desarrollados y potencias emergentes han coincidido en señalar la necesidad de realizar un nuevo tratado internacional que sustituya al Protocolo de Kyoto, al considerar que se ha quedado corto en relación a la necesidad de reducción de las emisiones contaminantes a la atmósfera. Sin embargo, lo que todos estos impulsores de un nuevo tratado han pasado sistemáticamente por alto, es la necesidad de que el propio Protocolo se cumpla en todos los países que lo han ratificado, ya que los más contaminantes –siendo o no desarrollados– no han realizado esfuerzos para adaptarse a las necesidades de salvaguardar el medio ambiente.

Diversos países en desarrollo como Argentina se comprometieron a través de sus parlamentos a cumplir con lo establecido en Kyoto aun sin necesidad de ello, ya que no eran países desarrollados. Sin embargo su compromiso en la práctica no ha ido más allá de lo prometido, ya que sus emisiones ha aumentado desde 2001 al 2009 más de un 3 por ciento, con lo que han incumplido claramente el Protocolo.

Uno de los mayores factores de contaminación en todo el mundo suele ser el tránsito de vehículos, así, cuanto más aumentan las ventas de automóviles más suben las emisiones contaminantes, con lo que uno de los principales objetivos del Protocolo de Kyoto es la reducción del transporte contaminante a través del desarrollo de energías modernas y respetuosas con el medio ambiente.

Sin embargo, ningún país a nivel mundial ha promovido por ejemplo la producción de vehículos eléctricos a gran escala, que podrían suponer hasta una reducción de casi el 10 por ciento de las emisiones en un país como Estados Unidos.

En la Unión Europea se tuvo que asumir el costo de una reconversión industrial, lo que produjo serios problemas para el empleo, algo que también benefició estratégicamente a Rusia, país que no ratificó el Protocolo hasta bien entrado el 2004. Aprovechando la situación europea de reconversión aumentó sus emisiones durante la década de los 90 en más de un 15 por ciento, hasta que finalmente desde la ratificación del tratado ha comenzado a reducirlas lentamente.

La Comisión Europea, sin embargo, dio opción a los países menos desarrollados de Europa para aumentar sus emisiones. De esta forma se compensaba la industrialización que algunos potentes como Alemania tenían que reducir con la que algunos menos industrializados como Portugal debían aumentar.

Esta opción, a la larga, ha generado a la Comisión serios problemas, ya que algunos países como España se comprometieron a no aumentar más de un 15 por ciento sus emisiones para 2012, y desde 1990 hasta el día de hoy han aumentado en más de un 45 por ciento la contaminación que va hacia la atmósfera. Una vez más, la principal causa del aumento de gases de efecto invernadero es el transporte, muy desarrollado sobre todo por la libre circulación de mercancías por toda la Unión Europea.

Algunos países como Estados Unidos o China –dos de los mayores contaminantes a nivel global– no han realizado esfuerzos en la reducción de gases, e incluso han ido aumentando año a año las emisiones emitidas a la atmósfera. Mientras que para los norteamericanos no hay ninguna razón en esforzarse ya que enemigos de mercado como el gigante asiático seguirán desarrollándose creciendo en su industrialización aproximadamente más de un 10 por ciento al año, los chinos consideran que si los países desarrollados no hacen esfuerzos por adaptarse, ellos no tienen el deber de hacerlo, ya que estarían siempre a merced de los intereses de las grandes potencias económicas.

Entre los países que más esfuerzos han realizado para adaptarse a las exigencias del Protocolo se encuentra Alemania. Todo apunta a que para el 2012 logrará reducir hasta rondar el 20 por ciento las emisiones contaminantes. Y eso no es todo, ya que desde la ratificación del Protocolo, se ha convertido en la mayor potencia a nivel mundial en energías renovables como las placas solares.