Musicoterapia, el alma de la música

musicoterapia

Nadie sabe con certeza cómo funciona el cerebro humano, por qué reacciona a un impulso exterior como puede ser la belleza que se desprende de unas simples notas musicales. Intentar dar una explicación científica acerca de los mecanismos que se producen en las neuronas y cuando nuestros oídos perciben que es interpretada una melodía musical es imposible hoy por hoy. Pero lo cierto es que todos tenemos una canción o una pieza favorita, la que escuchamos cuando nos sentimos tristes o cuando estamos estresados o cuando necesitamos energía vital para seguir adelante. La música es alimento para nuestro cerebro y también para nuestra alma.

Esto se lo han planteado algunos investigadores de la mente humana, que han hecho experimentos con la música y sus efectos en los cerebros de las personas y han podido verificar que la terapia musical existe, que es curativa para el ser humano. Que la música puede hacer que nuestro organismo funcione mejor, que nuestra alma se sienta más aliviada cuando escuchamos unos acordes o que nuestra imaginación vuele cuando una sinfonía entra en nuestras vidas.

Mejores matemáticos

Se dice que ya en el siglo XVI se utilizaban los acordes musicales como terapia para abrir emocionalmente a una persona que estuviera necesitada de ello y facilitar así el acceso hacia el lenguaje y la expresión hacia el exterior de los conflictos internos. Pero ha sido recientemente –finales de los años noventa- cuando tras los estudios de Christopher Chabris se habló por primera vez del llamado “Efecto Mozart”.

Se documentaron con experimentos los efectos que produce la música clásica, concretamente la escrita por Wolfgang Amadeus Mozart, en el incremento de ciertas habilidades cerebrales. Después de haber escuchado la “Sonata para dos pianos” del genio salzburgués un grupo de niños era mucho más hábil en matemáticas que otro que no había oído los acordes del compositor. También se ha podido verificar con resonancias y escáneres que ciertas áreas del cerebro se activan cuando se escucha a Mozart. Su ritmo y su melodía estimulan las neuronas que trabajan en los razonamientos espacio-temporales.

Amansar a las fieras

Estas ventajas se utilizan hoy en día en una técnica terapéutica que utiliza la conjunción de la música, la psicología y la pedagogía para tratar alteraciones de comunicación. La terapia musical es muy útil para llegar mejor a personas con autismo, tartamudez o alteraciones psicomotoras y sensoriales y mejorar sus condiciones de vida. También se aplica la escucha de los acordes musicales como terapia antiestrés, para conseguir una relajación más profunda y para llevar a que nuestro cuerpo sea más liviano y ligero y podamos concentrarnos mejor en nuestra mente.

Obras musicales con efecto antiestrés

  • Beethoven: Para Elisa. Sonata Claro de Luna
  • Pachebel: Canon
  • Brahms: Canción de cuna
  • Debussy: Arabesque
  • Bach: Concierto de Brandemburgo
  • Albinoni: Adagio
  • Saint-Saens: Carnaval de los animales

Obras musicales con efecto estimulante

  • Boccherini: Minueto
  • W. A. Mozart: La Flauta Mágica
  • Wagner: Los Maestros Cantores (aria final)
  • Strauss: El Danubio Azul

Obras musicales con efecto energizante

  • Verdi: Aida (La Marcha Triunfal)
  • Rossini: Guillermo Tell (Obertura)
  • Tchaikovsky: Marcha Eslava
  • W. A. Mozart: Bodas de Fígaro. Marcha Turca

Siempre se ha dicho que la música amansa a las fieras. Los experimentos con la música del compositor austriaco y el cerebro humano y animal continúan y cada día el ser humano está más y más cerca de explicarse en toda su amplitud el sentido de esta afirmación. No somos fieras pero sí animales ¿racionales?