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Origen de los dichos más famosos y populares

Frases célebres que se repiten a cada momento en cualquier conversación habitual, pero que tienen su origen en algún acontecimiento real del pasado.

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En la vida social habitual, solemos citar frases famosas y dichos muy reconocidos popular y mundialmente. Sin embargo, siempre hubo alguien que lo dijo primero con tal efectividad y razón que la frase quedó inmortalizada y se utiliza hasta el día de hoy para hacer referencia a aquellas anécdotas de la realidad que dejan cierta lección de vida.

1 Al que quiera celeste, que le cueste

Quien desee obtener algo muy valioso debe estar dispuesto a pagar su precio, por muy alto que este sea. Este dicho y su moraleja tienen estrecha relación con el lapislázuli, un mineral que se extrae en escasos lugares de Oriente. Con este mineral se fabricaba un hermoso color azul, muy resistente a la acción del tiempo. Debido a su procedencia, se le llamó azul de ultramar. La rareza del lapislázuli y el alto costo de su transporte hicieron que su valor fuera comparado con el del oro. Cuando los Papas y los grandes señores del Renacimiento encargaban un cuadro, se acordaba por contrato cuánta pintura de oro y cuánto azul de ultramar incluiría la obra. Al mezclarse con blanco, este precioso color azul producía el costoso celeste al que hace alusión la frase.

2 El talón de Aquiles

Aquiles, el héroe de La Ilíada de Homero, no podía ser herido más que en el talón. Cuenta la leyenda que cuando era niño, su madre Thetis lo sumergió en el río Estigia, uno de los que circundan el infierno. Quien se bañaba en este río se volvía invulnerable, pero el talón del cual la madre lo sostenía al sumergirlo no fue mojado por estas aguas mágicas, por lo que murió en el campo de batalla cuando una flecha envenenada le dio justo en aquella parte del cuerpo. En la actualidad, esta frase alude a los aspectos más débiles y expuestos de una persona. Si sucumbe con facilidad a una determinada tentación, suele decirse que esa tentación es su “talón de Aquiles”.

3 Hogar dulce hogar

La frase original “Home sweet home”, es parte de una canción que en su versión en español dice lo siguiente:

Por más que crucemos
la tierra y el mar
siempre extrañaremos tan bello lugar:
¡Hogar dulce hogar!

Esta canción pertenece a una pieza teatral que fue estrenada en Londres en 1823. Pertenece al autor John Howard Payne, quien fue un dramaturgo y actor norteamericano que vivió en Europa. La canción cautivó a los corazones ingleses en una época en que las conquistas del imperio británico obligaban a muchos a dejar su patria para residir en las colonias. Desde entonces, la frase se repite en todo el mundo para expresar la añoranza que se siente cuando se está lejos de la familia o cuando se vuelve a ella.

4 Ojo por ojo, diente por diente

Esta frase que legaliza la venganza como procedimiento jurídico figuraba en los artículos del código establecido por Hammurabi, fundador del imperio babilónico, pero también es mencionada en el Antiguo Testamento:

“Quien cometiere delito, pagará vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano y pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida y golpe por golpe”.

Aunque también existía la opción de que el agredido exigiera una suma de dinero al agresor para compensar el daño, la cual se acordaba con anterioridad de acuerdo a la magnitud del daño recibido. El dicho, que muchas veces es abreviado a “Ojo por ojo”, en la actualidad solo es una manera de hablar, un desahogo para el rencor, pues no existe ley en el mundo que autorice a devolver el mal por otro mal.

5 Pisar el palito

Esta frase está relacionada a una trampa en forma de jaula, la que tenía una pequeña puerta rebatible provista de una barra corta o palito. Junto a este apoyo se colocaba algún alimento como cebo para que se posara un ave. Cuando lo hacía, su peso ponía en acción un resorte que automáticamente cerraba la puerta de la jaula, atrapando a la presa. También se atribuye su origen a los ladrones de gallinas, quienes por la noche metían una vara en el gallinero, el ave se agarraba al palo dejando así que los ladrones la retiraran en silencio.

Suele usarse esta frase cuando un individuo, inducido por otros, comete alguna acción que lo perjudica. Al igual que las aves, nadie está libre de portarse incautamente y nunca falta gente de mala fe dispuesta a azuzar a que alguien “pise el palito”.