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Las mascotas de los Juegos Panamericanos

Conoce a los antecesores de Milco, todas las mascotas en la historia de los Juegos Panamericanos.

Mascotas de los Juegos Panamericanos

Los primeros Juegos Panamericanos se realizaron en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, pero no fue hasta la edición de 1979 en San Juan, Puerto Rico que este evento contó con una mascota oficial.

Las mascotas son un símbolo inseparable de las principales competencias deportivas y en la historia de los Juegos Panamericanos algunas de ellas han estado encarnadas por animales como un sapo, un puercoespín y un lobo marino, por citar algunos.

Los organizadores de estos eventos tratan, en lo posible, de concebir sus mascotas como una combinación de las características propias de cada país con elementos innovadores propios del diseño.

A continuación, una lista de todas las mascotas que desfilaron en la inauguración de los Juegos Panamericanos desde San Juan 1979 hasta Lima 2019.

1San Juan 1979: Coqui

Fue la primera edición en la que se utilizó una mascota. Fue bautizado como “Coqui”, un sapo común, autóctono de Puerto Rico. Según los boricuas, este tipo de sapo no es capaz de sobrevivir fuera de su lugar de origen.

2Caracas 1983: Santiaguito

En Caracas, los venezolanos llamaron “Santiaguito” a su mascota en homenaje al fundador de la ciudad, Santiago de León.

3Indianápolis 1987: Amigo

Los organizadores estadounidenses eligieron a “Amigo”, un papagayo, por ser un ave típica de las Américas.

4La Habana 1991: Tocopan

Es una de las mascotas más ingeniosas en la historia de los Juegos Panamericanos. Los cubanos la llamaron “Tocopan”, nombre que surgió de la mezcla de tocororo, el ave nacional de Cuba, con la palabra “panamericanos”.

5Mar del Plata 1995: Lobi

El león marino es un habitante tradicional de la ciudad de Mar del Plata, razón por la que la mascota de los segundos Juegos Panamericanos realizados en Argentina fue uno de estos animales, bautizado con el nombre de “Lobi”.

6Winnipeg 1999: Lorita y Pato

Un loro y un pato encarnaron el espíritu deportivo en la ciudad canadiense de Winnipeg. La belleza de la especie del pato de la Florida y la vistosidad de Lorita convirtieron a esta pareja de mascotas en símbolos inolvidables.

7Santo Domingo 2003: Tito

Los manatíes son una especie en peligro de extinción. Para mostrar su compromiso con la ecología, los dominicanos eligieron como mascota un ejemplar de esta especie y lo llamaron “Tito”.

8Río de Janeiro 2007: Cauê

Los brasileños introdujeron una interesante estrategia: Primero diseñaron la mascota, que era la representación antropomórfica del sol, y luego lanzaron una encuesta por internet para encontrarle un nombre adecuado. Entre todas las propuestas que llegaron, resultó victoriosa “Cauê”, un saludo en legua Tupi, una de las comunidades indígenas de Brasil, que quiere decir “salve”.

9Guadalajara 2011: Gavio, Leo y Huichi

En estos Juegos Panamericanos, por primera y única vez, hasta el momento, se utilizaron tres mascotas: Gave, un agave azul originario de Tequila; Leo, un león que representó al escudo de Guadalajara y Huichi, una venadita oriunda de Tapalpa que personificaba al pueblo de Huichol.

10Toronto 2015: Pachi

Para la edición de 2015, los canadienses quisieron introducir una innovación más y, con ese objetivo, no encargaron el diseño de la mascota de los juegos de Toronto a un diseñador profesional, sino que convocaron a un concurso público entre grupos de niños. Se recibieron más de 4.000 propuestas, provenientes de todas partes de Canadá. Resultaron ganadores, estudiantes de una escuela en Ontario, quienes idearon a Pachi, un puercoespín de 41 púas, una por cada país participante en los juegos. Los cinco colores de las púas de Pachi tienen un significado cada uno: el verde, la juventud; el fucsia, la pasión; el azul, la colaboración; el naranja, la determinación, y el púrpura, la creatividad.

11Lima 2019: Milco

Finalmente está Milco. Un personaje que representa al cuchimilco, antigua deidad de la cultura Chancay del norte del Perú. Los cuchimilcos son estatuillas de barro que representan a un hombre o mujer con los brazos extendidos, como queriendo dar un abrazo. Milco fue elegido entre muchas propuestas presentadas a un concurso convocado por los organizadores.