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Meditación, una forma de cuidar nuestro cerebro

Un estudio realizado recientemente demostró que aquellas personas que practican la meditación desarrollan mejor su cerebro al largo plazo.

Meditación
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Este no es el primer estudio que se hace de la relación que existe entre las personas que practican la meditación y su cerebro, pues ya se había comprobado que quienes la practican tienen más materia gris y ahora se sabe presentan un menor encogimiento de sus cerebros y conexiones cerebrales más fuertes, por lo que las neuronas transmiten de mejor forma sus señales eléctricas.

La Universidad de California entregó un informe donde se muestra que quienes practican la meditación tienen fibras de materia blanca más numerosas, densas o aisladas en su cerebro al largo plazo. Además se descubrió que con el paso de los años y con el envejecimiento, el cerebro se encoge menos.

La tecnología utilizada para hacer estos descubrimientos se denomina “imágenes con tensor de difusión”, y permite descubrir diferencias en las conexiones estructurales del cerebro. Este estudio incluyo a cerca de 27 personas que practicaban distintos tipos de meditación (Shamatha, Zazen y Vipassana) por cerca de cinco años hasta 46 años en algunos casos. Estos resultados se contrastaron con personas que no practicaban meditación y tenían edad similar.

Una de las diferencias notables que se descubrieron fue el tipo de conexiones estructurales que tenían quienes meditaban respecto de quienes no lo hacían. La coautora de este estudio, Eileen Luders, señaló que al parecer practicar la meditación no sólo cambia la anatomía cerebral (crecimiento), sino también evita su reducción con el paso de los años. Este hallazgo es importante porque la reducción cerebral afecta el actuar del sistema inmunitario.

Sin perjuicio de los descubrimientos hechos, también Luders reconoció que existe una posibilidad de que efectivamente las personas analizadas que meditaban podían tener un cerebro que “tendía naturalmente” a practicar dicha técnica o facilitaba hacerlo de forma sostenida en el tiempo.

Los resultados de este estudio fueron publicados en la revista NeuroImage.