Calidad de vida, una variable económica determinante en el nivel de desarrollo y crecimiento

¿Podemos obtener respuestas para resolver la crisis mundial?

El premio Nobel de economía Amartya Sen ha propuesto que la calidad de vida y el bienestar, sean considerados y evaluados como un factor determinante en el crecimiento de un país y por lo tanto, se convierta en una variable económica más. Según Amartya Sen, los niveles de bienestar pueden ayudar a los gobiernos a establecer las políticas económicas en los países desarrollados. Para el economista de 76 años, la calidad de vida y el bienestar se deben evaluar utilizando los mismos parámetros de evaluación que se utilizan para medir las variables económicas que determinan el crecimiento de los países desarrollados.

Valores y calidad de vida, crecimiento y gasto en las sociedades

En Francia, ya trabajan desde hace meses en la creación de una nueva variable estadística adicional al PIB que mediría los índices de bienestar, calidad de vida y, felicidad, vinculando estos tres factores con la distribución de ingresos y con el objetivo de evaluar los datos de crecimiento económico de los países.

Con la medición de estas variables, unidas a los datos del PIB, valor de los bienes y servicios que se producen en las economías, se pueden obtener respuestas para resolver la crisis mundial.
Entramos por lo tanto en una fase de la crisis global en la que la medición de los “sentimientos humanos” se convierte en un factor determinante para lograr la reactivación económica.

Nos enfrentamos a un periodo de cambio y, la vuelta a los valores tradicionales, la calidad de vida y el bienestar de las sociedades inciden directamente en factores como la salud, responsable de grandes partidas de gasto público anual.

Amplia experiencia

Durante los años 90, Sen colaboró con Naciones Unidas en la creación del índice de desarrollo humano, donde la educación, salud y calidad de vida, se convirtieron en factores determinantes y con gran incidencia en el crecimiento económico.

Este indicador pone de manifiesto que los desequilibrios entre economías en términos de ingresos, calidad de la educación y la salud, son determinantes a la hora de medir el desarrollo de las sociedades.

Estados Unidos, punto de referencia

El producto interior bruto en Estados Unidos ha frenando sus caídas y comienza a mostrar signos de crecimiento. Sin embargo, el desempleo continúa acumulando cifras desorbitadas con descensos constantes en el poder adquisitivo y la calidad de vida de la sociedad es aún precaria.

El ejemplo de Estados Unidos determina la necesidad de centrar la atención en datos adicionales al PIB, ya que los resultados pueden variar sustancialmente y acercarse más a la situación real de las economías.

Durante el tercer trimestre del año, el PIB en Estados Unidos creció por encima del 3,5% a pesar de lo cual, el desempleo se situó en el 10,2% -la tasa más alta de los últimos 30 años- mientras los índices de confianza de los consumidores y la percepción de bienestar descendían sin control.

No cabe duda que, incluir instrumentos de medición de “sentimientos humanos” en los análisis económicos supone un cambio estructural fundamental para acometer el nuevo ciclo económico y el nuevo orden social resultante de la crisis.