El pop corn en el cine

El pop corn y el cine han sido la pareja perfecta por años. Conoce cómo se inició esta relación.

Pop corn y cine

Ver una película en el cine sin pop corn es como quedarse con la mitad de la experiencia. Una de las razones por las que seguimos yendo al cine en una época en la que existen tantas opciones y plataformas para disfrutar las películas en casa, es justamente la experiencia completa: la oscuridad, la gran pantalla, el sonido y el pop corn o palomitas de maíz. Aunque suene romántico, lo cierto es que el éxito del pop corn en el cine está lejos de acabar, pese a los altos precios que tiene en las dulcerías de las salas. La relación del pop corn con el cine se inicia con una historia algo curiosa en la cual se combinan varios elementos: un invento, una época difícil y la expansión de un formato al resto del mundo.

El invento

Las máquinas para hacer pop corn son básicamente iguales desde que fueran inventadas en 1885 por Charles Creators. Este inventor de Ohio creó una máquina-carrito en donde se podían hacer palomitas y tostar maní por medio de un mecanismo a vapor. Esta invención ofrecía muchas ventajas, pues los vendedores podían transportar fácilmente su carrito y moverse a donde estuvieran las personas, a esto había que agregarle que el pop corn no requería de una preparación elaborada. En la actualidad, Creators es una compañía que sigue ofreciendo opciones para hacer las más ricas delicias para toda ocasión: hot dogs, nachos, algodones de azúcar, entre otras.

Una época difícil

Durante la época de la Gran Depresión, la vida se tornó muy difícil para muchas personas en los Estados Unidos y sus efectos se sintieron en el resto del mundo. Con una situación tan complicada, el entretenimiento y las golosinas se hallaban en lo últimos lugares de prioridad, pero el maní y el pop corn eran ingredientes muy económicos con un proceso de preparación muy sencillo; razón por la que ganaron gran auge entre las personas que no tenían los medios para darse un gusto mayor. Una bolsa de pop corn llegaba a costar de 5 a 10 centavos, por lo que se volvió un bocadillo muy popular.

Durante la Segunda Guerra Mundial, el pop corn se mantuvo en un lugar privilegiado en el gusto del público debido a que el azúcar y la producción de golosinas decayó notablemente. Los carritos de pop corn y maní se expandieron por muchas ciudades y se volvió una costumbre verlos antes de las funciones de cine. Los dueños de los cines no tardaron en darse cuenta de la popularidad del pop corn y comenzaron a ofrecerlo dentro de sus locales.

El cine en el mundo

El paso del cine mudo al sonoro coincidió con la época en que las palomitas comenzaron a formar parte de la tradición de ir al cine. Recordemos que las películas sonoras popularizaron el cine, pues cualquier persona podía disfrutar de las cintas porque ya no tenían que leer la historia en la pantalla. El auge del séptimo arte y la expansión de su público dieron como resultado una tradición de disfrutar el cine que se extendió a todas las salas del mundo y que sigue intacto hasta la actualidad.

Una historia milenaria

Pero la historia del pop corn no se inicia con el cine, lo cierto es que se trata de un alimento con una historia milenaria. El maíz, en todos sus derivados, proviene de América central. Desde su domesticación se propició su expansión por el mundo, razón por la que el pop corn está presente en muchos países, algunos de los cuales les han dado nombres bastantes curiososos como: pochoclo, poporocho, pipoca, cabritas, palomitas de maíz, crispetas, rositas de maíz, canguil, cotufas, entre otros.

Pero no todas las variedades de maíz sirven para hacer palomitas, sino una en especial que recibe el nombre de maíz reventón, rosetero o pisingallo, de la variedad “zea mays everata sturt”. Dependiendo de cuál se use es el tipo de palomita que obtendremos: hongo o mariposa.

En México, por ejemplo, el maíz fue domesticado desde hace más de diez mil años y el pop corn no es menos antiguo, pues se tienen registros de palomitas de maíz desde hace cuatro mil años. En las narraciones sobre las culturas originales del continente americano se puede encontrar que este alimento estaba presente en la alimentación, fiestas y rituales; tal como aparece en Historia General de las Cosas de Nueva España de Bernardino de Sahagún, donde se registró el uso de palomitas de maíz como adornos y en ofrendas. En Perú también se registró el consumo y uso de pop corn desde antes de la época de la conquista.

Entonces queda claro que la costumbre de comer pop corn tiene una historia bastante más remota de la que imaginamos y la posibilidad de disfrutar de este delicioso alimento no tiene límites, pues son muchísimas las recetas que existen para preparar las palomitas, sean dulces o saladas.