La vida es un cúmulo de opciones, y cada una de ellas representa una renuncia.

Si yo discrepo contigo, no voy a tratar de convencerte, buscaré por todos los medios encontrar una causa superior que ponga en un nivel más elevado cualquier discordancia que tengamos.

Los caminos de la vida - El destino y la renuncia
Cada elección implica una necesaria renuncia
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La vida implica un cúmulo de opciones, y cada opción que tomamos a menudo representa una renuncia.

Asimismo, siempre es bueno tomar los desafíos de adoptar opciones, como así también, tener la sabiduría de renunciar a situaciones en pos de aquellas cosas que por convicción creemos que serán más venturosas para nuestra vida. De eso se trata: De arriesgar.

La vida es un riesgo, es un camino que merece la pena ser vivido

Los caminos son curvos, las verdades rectas mienten y la vida es un círculo en el cual muchas veces encontramos que volvemos a pasar por la misma puerta en la que ya alguna vez habíamos estado ¿No avanzamos? O tal vez sí avanzamos, y cada vez que pasamos somos otro ser diferente con más sapiencia ante esas opciones que nos pone a prueba la vida. En el acierto o en el error, ¡pero son nuestras opciones!

Y en la búsqueda de opciones siempre es interesante focalizarse en la sabiduría. Si yo discrepo contigo, no voy a tratar de convencerte, buscaré por todos los medios encontrar una causa superior que ponga en un nivel más elevado cualquier discordancia que tengamos.

Las renuncias muchas veces nos dejan secuelas, empero, estará en nuestra mente la convicción de los caminos adoptados. Recuerdo la vieja anécdota de un marinero que viajaba en su barco, llevaba a sus tripulantes y toda la mercancía que debía dejar en el próximo puerto. Repentinamente una fuerte tormenta cambió todos sus planes. La turbulencia comenzó a hacerse cada vez más fuerte, el pequeño barco no soportaría mucho tiempo más y caería en las profundas aguas, entonces, la opción era que había que quitarle peso al barco para que pudiese soportar la tormenta. El capitán debe tomar opciones, lo cual le implica resignar cosas, pero por una causa mayor. Lo ideal para él es llevar a toda la tripulación y la mercadería a buen puerto, de eso vive, ése es su negocio, eso es lo “normal”. Pero lo “normal” no siempre es la regla común. Opta por tirar la mercadería al océano, con mucho dolor, porque era parte de su negocio; sin embargo, tenía una causa superior para tomar esa dolorosa medida, estaba en juego su tripulación. Lo ideal era que todo saliera perfecto, no obstante, lo ideal no siempre es lo que nos sucede. Y en esas opciones, como el cuento del capitán, debemos resignar algunas cosas, pero siempre enfocados en una causa superior.

Las personas con capacidad de arriesgar son como los barriletes, cuanto más fuerte es el viento adverso, más se elevan en el aire, buscando un camino propio. No viven pensando de dónde vienen sino que tienen en claro hacia dónde van.

El amor es como el Everest; nadie puede subir sólo esa montaña, es un trabajo en equipo, se necesitan mutuamente para lograr los objetivos. Cada paso dado debe ser apoyado por su compañero, y así hasta llegar a la anhelada cima. Y una vez allí, al mirar hacia abajo, se puede decir: "No ha sido fácil, ¡pero cuánto caminamos juntos!" ¿Será eso lo que llaman felicidad?