La pareja multiorgasmica

Los taoístas investigaron con detenimiento el poder curativo del coito; solían recetarles hacer el amor en diversas posiciones para ayudarles a curarse de sus enfermedades.

Terapia sexual - Parejas multiorgasmo
El sexo es vital para la pareja

Este interesante libro de los doctores Duglas Carlton Abrams y Rachel Carlton Abrams devela interesantes técnicas sexuales sobre los orgasmos múltiples, el orgasmo sin llegar a la eyaculación, ejercicios para retardar la eyaculación y numerosos secretos para hacer del amor una verdadera comprensión de los cuerpos.

Es una obra tratada con mucha seriedad, lo cual es muy válido considerando la naturaleza de la temática, en la que inexorablemente siempre nos da un poco de vergüenza tratar estos temas y aquí los encontramos con madurez y total claridad

No solamente es un libro muy importante, sino que es de sumo interés que los lectores tengan muy en cuenta los nombres de estos dos doctores, quienes redactaron y estudiaron sobre este tema; ya que elaborar materiales sobre sexo en forma seria y académica es muy importante.

Y cualquier persona que guste de Internet podrá ver como de forma inescrupulosa muchos sitios han tomado partes importantes de este libro sin citar las fuentes, lo que indirectamente puede inducir al lector a creer que es material genuino de esos sitios. Este no es un detalle menor, pues cuando los autores son muy conocidos, este tipo de piratería salta a la luz de forma inmediata, pero en este caso es sorprendente ver como impunemente se toma material sin citar las fuentes. Obviamente, dentro del sin fin de virtudes que tiene Internet, éste es uno de los defectos que aún no se han podido legislar debidamente, pues atenta contra el trabajo profesional de doctores que han estudiado y trabajado sobre esta temática.

Originalmente, los taoístas eran un grupo de buscadores de la antigua China (hacia el año 500 a. C.) dedicados a comprender la salud y la espiritualidad. Podríamos llamar a la tradición sexual taoísta «amor sanador», ya que los taoístas consideraban que el coito era una poderosa manera de sanarnos y de sanar a nuestra pareja. También recibía el nombre de «Kung Fu sexual». Kung Fu significa simplemente «práctica»; por lo tanto, Kung Fu sexual no significa otra cosa que «práctica sexual».

Los taoístas eran médicos y el bienestar corporal en general les preocupaba tanto como el placer sexual. Para los taoístas de entonces y de ahora, el sexo está relacionado con la salud, no con la moralidad.

Los taoístas investigaron con detenimiento el poder curativo del coito; solían recetarles hacer el amor en diversas posiciones para ayudarles a curarse de sus enfermedades.

Las prácticas sexuales taoístas, o del “amor sanador”, comenzaron como una rama de la medicina china, ya que se entendía que una vida sexual activa es parte esencial de la salud y de la longevidad. En estudios realizados sobre grupos de la tercera edad, la medicina moderna ha confirmado recientemente que el sexo es un factor de vital importancia para conservar nuestra salud a largo plazo.

Los taoístas consideraban que la armonía sexual era parte esencial de la satisfacción marital. Sabían, como sabe cualquier terapeuta familiar moderno, que si hay problemas en la cama, toda la relación se resiente. En cualquier caso, la armonía sexual no es algo que resulte fácil de alcanzar. Los miembros de la pareja a menudo tienen necesidades muy dispares. Teniendo en cuenta que ni todas las mujeres ni todos los hombres son iguales, los taoístas entendían que la excitación sexual y la respuesta sexual femenina son, normalmente, muy diferentes de las del hombre.

La principal preocupación de los taoístas era armonizar la sexualidad masculina y la femenina, aunque las prácticas son igualmente válidas para parejas gays y lesbianas. Para los taoístas, todos tenemos energía masculina (yang) y femenina (yin), y ellos sabían que era esencial para las parejas —sean heterosexuales u homosexuales— armonizar las diferencias existentes entre dos personas cualesquiera. Además, las prácticas para producir placer, sanación, intimidad emocional y unidad espiritual son igualmente importantes e intensas para las parejas de gays y lesbianas.

Para la mayoría de los hombres, su sexualidad está enfocada en el objetivo, frustrante en último término, de la eyaculación, más que en el proceso orgásmico de hacer el amor. Cuando un hombre se convierte en multiorgásmico, no sólo es capaz de darse mucha satisfacción, también se vuelve capaz de satisfacer mucho más plenamente a su compañera. Los orgasmos múltiples son uno de los mayores regalos que el hombre puede dar tanto a su compañera como a sí mismo.

El orgasmo y la eyaculación son dos procesos diferentes. El hecho de que orgasmo y eyaculación no sean lo mismo resulta tan sorprendente para la mayoría de los hombres (y mujeres), que tenemos que explicar con exactitud lo que les diferencia.

Fisiológicamente, un orgasmo es la contracción y pulsación que la mayoría de los hombres sienten en su pene, próstata y zona pélvica. Viene acompañado de un aumento del pulso cardíaco, del ritmo respiratorio y de la presión sanguínea.

Un orgasmo es mucho más que estos cambios fisiológicos descritos de un modo más bien mecánico. Para muchas personas es el punto álgido de su sexualidad, uno de los momentos más intensos y placenteros que puede vivir el ser humano.

Por otra parte, la eyaculación es simplemente un reflejo que ocurre en la base de la columna vertebral y produce la expulsión del semen. Es un espasmo muscular involuntario y placentero. Pero culmina allí la relación, ya que la erección culmina.

Uno de los ejemplos más claros de eyaculación es el de los muchachos, sólo comienzan a producir semen (y por tanto son capaces de eyacular) cuando entran en la adolescencia, hacia los trece años de edad. No obstante, la mayoría de los chicos se masturban antes de cumplir esa edad y, en esas ocasiones, experimentan orgasmos sin eyacular. Muchas veces siguen masturbándose después del primer orgasmo y, como no llegan a eyacular, mantienen la erección.

Los orgasmos y la eyaculación tienen lugar a pocos segundos uno de otro, y para la mayoría de los hombres se convierten en una única y misma cosa.

La respiración influye directamente con el ritmo cardíaco. Si respiras rápidamente, como después de hacer ejercicio, tu ritmo cardíaco aumenta. El ritmo cardíaco precipitado es parte del orgasmo, y la respiración rápida indica que éste está por llegar. Respirar profundamente es vital para la salud, por tanto también lo es para la regulación sexual.

Al estar aproximándose la eyaculación, la capacidad de respirar profundamente y de ralentizar el ritmo cardíaco es primordial.

El deseo sexual está relacionado con el deseo que nos motiva en todos los aspectos de nuestra vida. Según los taoístas, la energía sexual, o ching, es parte esencial de nuestra energía física total, llamada chi. Las personas que estén en contacto con su energía sexual tendrán más energía para perseguir sus sueños y conseguir sus objetivos.

Las mujeres tienen el potencial de vivir enormes deseos y grandes pasiones, todas afrontan obstáculos que dificultan su experimentación. Las exigencias de la vida laboral, familiar o social suelen mantenerlas más ocupadas de lo ideal. A menudo dejan el coito para el momento de acostarse, y entonces tienen que elegir entre la intimidad y un sueño muy necesario. En un reciente y detallado estudio realizado sobre una muestra de más de 12.000 parejas, los autores concluyeron que el cansancio constituye el mayor obstáculo para disfrutar satisfactoriamente del sexo. Para que florezca nuestra vida sexual, tenemos que dar prioridad al placer.

Durante el coito, una de las mejores posiciones para estimular el punto G es hacer que el hombre penetre a la mujer por detrás mientras ésta se apoya sobre las manos y las rodillas o se tumba sobre el estómago. Esto permite al hombre moverse sobre ella en una posición más vertical y así, con una presión un poco más suave, estimular punto G. El punto G suele estar unos centímetros dentro de la vagina, en su pared anterior. Otra variante posible es que la mujer se ponga encima, con la cabeza hacia los pies del hombre. Y otra variante más consiste en que cuando la mujer esté en esta postura se recline hacia atrás, hacia el pecho de su compañero, apoyándose en las manos. En cualquiera de estas posiciones la mujer puede controlar la profundidad de la penetración y guiar el pene del hombre para que estimule su punto G. Cualquiera que sea el método empleado para estimularlo, este punto desencadenante del orgasmo te ayudará a doblar, triplicar o cuadruplicar tu placer.

El verdadero secreto del Tao es que no hay objetivos, ni en la vida ni cuando hacemos el amor. La vida es un misterio que se despliega continuamente ante nosotros, lo mismo que nuestras relaciones mutuas. Los orgasmos múltiples pueden, evidentemente, cambiar nuestra manera de hacer el amor, pasando del objetivo único y urgente de conseguir el orgasmo al extático proceso de hacer el amor íntimamente, conociendo y siendo conocido por nuestra pareja. En definitiva, el amor sanador no se basa en la cantidad de orgasmos que uno tiene, sino en la cualidad del amor y de la sanación que experimentamos en la relación con nuestro compañero o compañera. Cuando puedes tener todos los orgasmos que deseas, llegas a darte cuenta de que las pulsaciones orgásmicas mismas no son sino una parte de un continuo proceso de armonización con la pareja y con el mundo.

De acuerdo con el Tao y también con la física moderna, el mundo está pulsando constantemente. Cuando hacemos el amor, nos «hacemos uno» no sólo con nuestra pareja, sino con el mundo y sus pulsaciones.

Estas son sólo algunas de la gran cantidad de técnicas y explicaciones detalladas que nos dan estos dos doctores en su libro “La pareja multiorgásmica”.


“La pareja multiorgásmica”, de Duglas Carlton Abrams y Rachel Carlton Abrams, 214 páginas. Santa Cruz, California, 2000.