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Como la ciencia y la tecnología, si se trata sólo como medio puede aportar mucho para realizar nuestras ideas y proyectos, tenemos que contar con ello, pero no permitir que pase de su papel modesto de ser un instrumento útil y necesario al servicio de una idea justa y acertada.

Sólo en esta dimensión puede ser positivo el conocimiento técnico y tecnológico para los intereses del hombre, y en las épocas doradas de su historia esto siempre era así. Los arquitectos de la época de Pericles, de la antigua cultura de Grecia, y del Renacimiento de nuestra cultura Cristiana, eran hombres sanos con un gran espiritu creativo, tenían ideas claras y justas sobre el mundo y la vida, y en este estado sabian que necesitaban y que querían y en su deseo de realizar sus ideas encontraron tanto las formas arquitectonicas como las técnicas y materiales correspondientes del contenido de cada obra.

En las obras arquitectonicas de grandes maestros, siempre encontramos antes la idea, expresada está de una forma clara y contundente apoyada en una técnica correspondiente.

El problema de nuestra civilización es que hoy no tenemos estos grandes maestros, quienes se distiguían de nosotros no porque sabían más, eran más inteligentes o estaban más capacitados para crear obras de arte, sino sólo porque el estado de su naturaleza humana era diferente del nuestro.