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Lo que sucede con el multiorgasmo masculino es un caso particular de lo que ocurre en tantos otros órdenes de la vida: mientras estemos convencidos de que se trata de una utopía, seguirá siendo solo eso.

Hombres y mujeres tenemos idéntica capacidad multiorgásmica. En el varón, la clave está en entender que orgasmo y eyaculación son dos cosas distintas. Hemos vivido toda la vida creyendo que el éxtasis de la relación sexual en el hombre solo se alcanza con la eyaculación, cuando en verdad al clímax lo produce el orgasmo, no el eyacular. Tan es así, tanto desconocemos que tener un orgasmo y eyacular son cosas diferentes, que lo perseguido durante el coito o la masturbación es la expulsión del esperma. Está bien clarito que eyacular supone, salvo casos particulares (polusiones nocturnas, por ejemplo), tener un orgasmo; pero lo que la mayoría de los varones —¡y las mujeres!— desconocen es que se puede llegar al orgasmo sin eyacular. Y aquí está la clave: ese período refractario del que todo el mundo habla, ese impás obligado entre eyaculación y eyaculación, no existe cuando se llega al orgasmo sin eyacular. Ergo, si se prosigue la estimulación luego de un primer orgasmo sin eyaculación, se puede lograr un segundo orgasmo, un tercero, un cuarto... ¡todos los que se quieran!

Es así: el orgasmo sin eyaculación es la puerta de entrada a la multiorgasmia masculina. Eso sí: a ser multiorgásmico SE APRENDE. ¿Cómo? La clave está en dejar de estar pendiente del resultado final, y aprender a «disfrutar del paisaje», si se me permite la metáfora; aprender a sensibilizarse y así poder reconocer todos los diferentes grados de exitación por la que atravesamos los varones, tanto cuando estamos en pareja como cuando disfrutamos de una buena sesión de autoerotismo. (Tenemos que dejar de ser tan hipócritas y reconocer de una buena vez que la masturbación nos acompaña TODA LA VIDA, y no solo en la época adolescente... y que es algo maravilloso. ¡Basta de hipocresía!).

¿Cómo lo logré yo? Alcancé mi primer orgasmo sin eyacular sin querer, con el denominado método 'stop and go', una técnica para tratar la eyaculación precoz (sí, pasé de no durar más de tres minutos en la cama a poder tener una docena de orgasmos en una hora inmedia de interminable faena). Una vez que sospeches que estás próximo al famoso punto de no retorno, el punto de inevitabilidad eyaculatoria, parás la estimulación; si estás en la cama con alguien, el/ella deberá ser tu cómplice al principio y dejar de estimularte. Cuando esa sensación de inevitabilidad eyaculatoria desaparezca, podés retomar el estímulo.

Paciencia, mi amigo. Muuuucha paciencia, y en poco tiempo ella te recompensará con tu primer orgasmo sin eyaculación, y te puedo asegurar que habrá un antes y un después en tu vida... ¡Suerte!