“Feliz y exultante”, así era como se sentía Rafa Nadal tras vencer a Robin Soderling en el Roland Garros 2010 el pasado 6 de junio. Se tiró al suelo, se rebozó en arcilla, se quitó la cinta que llevaba sobre su pelo y se fue a saludar a su contrincante. Tan sólo necesitó tres sets 6-4, 6-2 y 6-4 en dos horas y dieciocho minutos de partido.

Nadal era el campeón de Roland Garros 2010 y recuperaba el título de mejor tenista del mundo, desplazando a Federer.

El mismo explicaba su emoción: “Sí, tenía la ilusión de ganar y me sentía preparado para lograrlo. Probablemente, el exceso de autoexigencia y de presión en algunos momentos me ha hecho jugar un poco más intranquilo, pero -tampoco nos vamos a engañar- no he perdido ni un set en todo el partido y ha sido un torneo muy, muy bonito”.

En relación a la reconquista del título de número uno, el considerado por algunos como el mejor tenista español de todos los tiempos, aseguraba: “el hecho de ser el número uno, ya dije que para mí, era lo último que contaba. Lo más importante es tener este trofeo en mis manos. Un trofeo que soñaba con volver a conseguir y lo he logrado. Y, si de paso soy número uno, eso es algo más”.

Durante la celebración del encuentro, se apreciaba la superioridad de juego del español con respecto a su contrincante. El mismo Soderling lo reconocía: “todo el mundo sabe qué puede esperar cuando se juega contra Nadal. Es muy bueno, se mueve muy bien y devuelve todo”. Y continuaba “cuando juega así, realmente hay que tener un buen día para ganarle, lo que no ha sido mi caso”.

El español, con 24 años recién cumplidos, tiene en su poder cinco títulos de Roland Garros, además de tener toda una trayectoria profesional con un alto porcentaje de victorias en tierra batida -su superficie favorita- del 92,1%. Ha conseguido seis títulos de manera consecutiva en Montecarlo… y sigue sumando victorias.

El complicado año 2009

No todo han sido victorias en la carrera de Nadal, también ha sufrido, lo que algunos han calificado como año negro. Su temporada oscura comenzó en Roland Garros 2009, cuando Robin Soderling lo derrotó, allí se produjo el inicio del momento más complicado de su carrera. Ha estado casi un año sin conseguir títulos debido a complicaciones físicas: tendinitis, problemas de rodilla, abdominales y otro tipo de dolencias físicas, pero ha sabido remontar como todo un campeón y lo ha demostrado una vez más… en la antesala de lo que hará la selección de España en el mundial de Sudáfrica 2010.

La misma reina de España, Doña Sofía, que presenció el partido en París y acudió a felicitarlo, decía: “Me siento feliz y orgullosa por Rafa; por todo lo que significa su triunfo y recuperación. Para mí, lo más importante es que ha vuelto a ser el número uno del mundo”, concluía.

Por su parte, su entrenador y tío Tony Nadal, al ser preguntado por las lágrimas de Rafa al término del partido respondía: “Las lágrimas de Rafa son satisfacción después de un año difícil”. En cuanto al resultado, lo calificaba de justo: “Creo que se lo merece, por trabajo, por ilusión y por hacer las cosas bien”.

Elogio de su profesionalidad

Tras el triunfo obtenido en Roland Garros, la prensa española e internacional alaban su profesionalidad.

El secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, aseguraba que “Nadal va camino de convertirse en el mejor deportista español de todos los tiempos”. En relación a sus aptitudes manifestó: “es un jugador excelente, con un espíritu de superación tremendo”.

Algunos tenistas españoles que ya no están activos, también opinaban. Alex Corretja, finalista en Paris en 1998, decía: “Nuestra generación no verá a otro jugador de tierra como Rafa. Me parece estratosférico… de otro planeta”.

El jugador gallego con más experiencia internacional, Oscar Burrieza, también aseguraba: “Para mí es el mejor jugador de arcilla de todos los tiempos. Borg se retiró muy joven, pero Rafa tiene 24 años y va a ganar muchos más Roland Garros que él”.

Ahora, esperamos con impaciencia la próxima cita de Rafa con el tenis… Wimbledon.