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Vida y obra de Ennio Morricone

Solo la gran pantalla de cine fue capaz de reflejar la grandeza de la obra del compositor italiano.

Vida de Ennio Morricone

Ennio Morricone ha muerto. El célebre compositor falleció a los 91 años de edad tras una caída que afectó su fémur. Cuesta aceptar que un artista de la talla de Morricone sea mortal después de todo.

Sus inicios

Ennio Morricone nació en Roma el 10 de noviembre de 1928. Tuvo una infancia humilde marcada por la influencia de su padre Mario, trompetista que solía tocar en clubes nocturnos de la época y en una orquesta en Riccione durante las vacaciones de verano. Fue por esa época cuando su padre le animó a escribir su propia música cuando tenía apenas 6 años de edad. Poco tiempo después, el joven Ennio comienza, acompañado de su padre, a tocar el mismo instrumento para poder ganar dinero para la familia, a la vez que inicia sus estudios en el Conservatorio de Música de Roma, donde tendrá como profesor a Goffredo Petrassi, que inspirará su obra posterior.

Morricone empieza en el mundo de la música profesional, trabajando como arreglista para el sello RCA Victor, donde participa en diversas canciones, siendo “Se telefonando” de Mina y “Ogni volta” las más conocidas, convirtiéndose en hits de venta. Luego de trabajar en una serie de películas haciendo arreglos y participar en el Gruppo di Improvvizacione Nuova Consonanza, centrado en la música experimental, su carrera profesional da un giro gracias a la llamada del director de cine Sergio Leone.

El cine de Morricone y Leone

Su asociación con Leone, quien había sido su compañero en la escuela, en la trilogía del dólar: Por un puñado de dólares (1964), Por unos dólares más (1966) y El bueno, el malo y el feo (1966), sigue siendo hoy, única en su especie. El director italiano estaba fascinado por el tema “Degüello”, de la banda sonora de Dimitri Tiomkin para Río Bravo, y le pide a Morricone que haga algo parecido para “Por un puñado de dólares”, tras algunos ensayos, Morricone consigue una pieza que destaca por su mescolanza mexicana y que acaba convirtiéndose en el tema principal de la película.

El éxito del filme, lleva a la secuela “Por unos dólares más”, donde el villano utiliza la melodía de Morricone que sale de su reloj con carillón para torturar a sus enemigos, creando un efecto envolvente de música de cine, muy imitado luego. Mención aparte merece “El bueno, el malo y el feo”, cinta cuyo tema “The Ecstasy of Gold” es reproducido como obertura en cada concierto del grupo Metallica.

El sonido de estas tres películas consigue alterar el panorama del género. Nunca antes se había escuchado música tan disonante y extraña en una película western: los gritos, silbidos y alaridos eran un contrapunto perfecto al sonido “bigger than life” que reflejaba Hollywood en su cine del oeste. El uso de sonidos salvajes en la partitura, crea una sensación única a nivel intelectual. Algo a lo que sin duda ayuda el hecho de que Leone contrataba a Morricone al principio de la película para disponer de su música cuanto antes y poder reproducirla durante el rodaje para un resultado óptimo de la puesta en escena y las interpretaciones.

Del cine europeo a Hollywood

El retiro de Sergio Leone como realizador tras el fracaso de la cinta “Giù la testa” y el agotamiento de la fórmula del spaghetti western, lleva a Morricone a focalizarse en un incipiente cine social europeo. Películas como “Allosanfàn” o “Novecento” de Bernardo Bertolucci, le confirman como el compositor de música de cine más importante de Europa y pronto empieza a ser reclamado con fuerza por directores americanos. Es cierto que hubo una primera vez en 1970 con “Dos mulas para la hermana Sara” de Don Siegel, pero el gran salto será con “Días de Gloria”. Morricone grabó la música en Italia, creando una de sus partituras más hechizantes y que el director Terrence Malick utilizó en el film a su conveniencia. La banda sonora consiguió ganar el premio BAFTA y fue candidata al Oscar.

Con la llegada de los años 80, el talento creativo del compositor se diversifica en propuestas de todo tipo: desde un spin -off de Conan el Bárbaro titulado “El guerrero rojo”, pasando por una partitura espeluznante para “La Cosa” de John Carpenter, hasta explotar su vena cómica en la trilogía “La jaula de las locas”, de gran éxito comercial. En 1984 participa en el film “Érase una vez en América”, última colaboración con Sergio Leone.

En 1986 tiene la gran oportunidad para ganar el Oscar gracias a que Roland Joffé lo elige para musicalizar la cinta “La misión”, la que se constituye en una de las bandas sonoras más grandes de todos los tiempos y que será una obra de referencia para nuevos compositores como Hans Zimmer. El éxito de esta banda sonora es descomunal hasta el punto de ganar todos los premios de ese año, excepto el Oscar en una decisión poco acertada de la Academia.

En 1987, Morricone inicia una colaboración con Brian de Palma que dará como fruto “Los intocables”, “Pecados de guerra” y “Misión a Marte”. La primera de ellas vuelve a ser candidata al Oscar y gana el Grammy. En 1988 accede a componer la segunda película de Giuseppe Tornatore “Cinema Paradiso”. Estas obras maestras llevan a Ennio Morricone a lo más alto de su carrera profesional llegando a trabajar con directores como Roman Polanski, Pedro Almodóvar, Barry Levinson, Wolfgang Petersen, Mike Nichols y Oliver Stone.

El Oscar

Pero a pesar de todos estos galardones, el premio Oscar le seguía siendo esquivo hasta que en 2006 la Academia anuncia que Ennio Morricone será galardonado con un premio honorífico por toda su obra. Este trofeo fue presentado por el veterano actor y director Clint Eastwood. Posteriormente se cruza en su camino Quentin Tarantino. A pesar de que piezas de Morricone aparecen diseminadas a lo largo de la filmografía del director, lo cierto es que nunca habían logrado trabajar juntos. Tarantino trató de convencer a Morricone para que hiciera la música de su siguiente filme “Los ocho más odiados”. Tras insistir una cantidad de veces, Morricone accedió a componer la música en base al guión. El resultado final fue maravilloso. La banda sonora consiguió el merecido Oscar para Morricone, quien lo dedicó a su esposa María Travia, con la que llevaba felizmente casado desde el 13 de octubre de 1956.

La repercusión de Ennio Morricone en la música de cine es muy grande. Su obra ha sido fuente de inspiración para compositores de bandas sonoras y directores. Que descanse en paz.