ChemSex: extensas sesiones de sexo sostenidas por drogas

El chemsex es un fenómeno que se originó hace, aproximadamente, una década en el Reino Unido y consiste en sesiones prolongadas de encuentros sexuales colectivos entre personas gay, en las que se consumen drogas sintéticas con el objetivo de potenciar el placer.

hombre y mujer en la cama teniendo sexo

Chemsex es un fenómeno que comenzó a popularizarse hace algunos años en el Reino Unido y gradualmente se ha extendido a otros países como España, Francia, Estados Unidos y podría hacerlo también a América Latina. Consiste en extensísimas sesiones de sexo de varias horas o días, principalmente, entre homosexuales y bisexuales, sostenidas en base al uso colectivo de drogas sintéticas. Las más utilizadas son metanfetaminas, ketamina y mefedrona, GBL/GHB (éxtasis líquido), con el objetivo de mejorar la experiencia sexual. Es decir, hacer los encuentros más placenteros, sin inhibiciones para mantener relaciones múltiples y resistir las prolongadas sesiones sexuales.

David Stuart, estudioso sobre el fenómeno y quien gestiona los servicios de apoyo a usuarios en la clínica “56 Dean Street” en el Reino Unido señala:

Londres es sin duda la capital del chemsex.

3.000 hombres homosexuales vienen cada mes a realizar consultas sobre las consecuencias del chemsex.

La Federación Estatal de Lesbianas, Gays,Transexuales y Bisexuales (FELGTB) de España, explica sobre el fenómeno:

El Chemsex está fuertemente relacionado con el concepto 'sesión' que se utiliza para referirse a un evento de larga duración en el que habitualmente se consumen drogas en un contexto sexual con varias personas, ya sea de manera simultánea o secuencial.

Mientras una orgía no implica necesariamente el consumo de drogas, la idea de 'sesión' acentúa la prolongación de las relaciones sexuales en el tiempo mediante el uso de determinadas sustancias.

La psiquiatra Helen Dolengevich, miembro del Programa de Patología Dual del Hospital Universitario del Henares en Madrid explica:

Practicar sexo bajo la influencia de las drogas es muy intenso y por tanto se mantiene en el tiempo.

Los riesgos de la práctica del Chemsex

La práctica del Chemsex, debido al descontrol producto de la falta de lucidez por el consumo de drogas, favorece las enfermedades de transmisión sexual, hepatitis C, los abusos, las violaciones, la adicción y los problemas de salud mental asociados al abuso de sustancias.

La socióloga Maitena Milhet colaboradora de TREND, dispositivo de observación del Observatorio Francés de Drogas y Toxicómanos (OFDT), dice sobre el Chemsex:

Han aumentado los avisos sanitarios en torno a este fenómeno por parte de los servicios de cuidados de enfermedades infecciosas o de tratamiento de las adicciones.

Iván Zaro, trabajador social español dice sobre los cuidados durante esta práctica:

Muchos dejan de usar preservativo cuando desaparece su percepción del riesgo.

Según Michael Meulbroek, líder de una investigación del BCN Checkpoint, organización que diagnostica casos de VIH en España:

Sabemos que es habitual no utilizar el preservativo y tenemos datos sobre cómo se multiplica por cuatro el riesgo de padecer HIV y Hepatitis C durante el chemsex.

Muchas de las drogas ingeridas durante este tipo de maratón sexual pueden producir desde euforia y aumento en la presión arterial hasta pérdida de la noción del tiempo. Su consumo durante varias horas continuas puede llegar a ser fatal.

La doctora Helen Dolengevich señala que lo más frecuente es el policonsumo, es decir que durante las prolongadas sesiones de sexo se combinen distintas drogas:

Esto puede generar el riesgo de sobredosis. Lo habitual es que tomen dos o tres sustancias a la vez.

Hay pacientes preocupados que relatan que durante las sesiones han perdido la conciencia tras tomar el GHB y que han despertado en un lugar distinto a donde creían estar. Otros no recordaban lo sucedido, tenían la sensación de no ser dueños de sus actos e incluso decían sentir que eran perseguidos.

De acuerdo a una investigación británica presentada en la 4ª Conferencia de la Asociación Británica del VIH -BHIVA- junto a la Asociación Británica de Salud Sexual y VIH –BASHH, llevada a cabo en Edimburgo, Escocia en el pasado mes de abril de 2018, el uso de metanfetamina durante estas prácticas, elevaría hasta cinco veces el riesgo de daños en la salud mental y duplicaría el de padecer una enfermedad de transmisión sexual.